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WASHINGTON REDSKINS 18 - GREEN BAY PACKERS 35

La sonrisa de Aaron Rodgers lleva a los Packers a Arizona

El QB de Green Bay encuentra la comodidad a partir del segundo cuarto y elimina a los Washington Redskins de los playoffs con claridad.

Aaron Rodgers, imperial en la victoria sobre los Redskins.
Rob CarrAFP

La sonrisa de Aaron Rodgers es uno de los patrimonios de la NFL. Cuando el QB de los Green Bay Packers está cómodo se pone socarrrón, con gesto de superioridad y regala alegría y guiños a los suyos en cada snap. Podría parecer que esto no tiene mucho que ver con el football, pero es incierto, porque lo que acompaña a esos momentos es un juego de altos quilates que expone a uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte.

Lo saben los Washington Redskins, que perdieron 35 a 18 contra los Packers y dicen adiós a su temporada en la primera ronda de playoff. Fueron las víctimas del retorno de la sonrisa del número 12 de los queseros. Este gesto facial llevaba desaparecido desde octubre, recordemos. En unos meses de mal juego, y malos resultados, Rodgers había degenerado su lenguaje corporal a lo hosco y lo huraño, incluso al hombro despreciativo y la mirada hastiada.

No hoy. Y con el mejor Rodgers volvió el ataque de los Packers y volvió la victoria cómoda. Aunque es probable que la ecuación sea la inversa: aparecieron los acompañantes en el ataque y eso llevó a un buen juego del QB. 

Para que eso sucediera primero tuvo que verse una muy buena defensa de Green Bay. Con una línea defensiva, a la que se sumaba Clay Matthews las más de las veces, dominante en la línea de scrimeage metieron a Kirk Cousins y los suyos en un problema continuo.

Y eso que el inicio de partido no pudo ser más prometedor para el joven equipo de los Redskins. En el primer cuarto dominaron las trincheras, dominaron el tempo y consiguieron anotar 11 puntos que, incluso, les supieron a poco. Porque DeSean Jackson se dejó un touchdown absurdo en la yarda uno, algo en lo que tiene un master, y porque fallaron un extra point. Entre esos puntos estuvo un safety que auguraba una noche larga para la línea ofensiva de Green Bay.

Nada más lejos de la realidad. O de la realidad de los tres siguiente cuartos, para ser preciso. Porque pasito a pasito, drive a drive, esa línea ofensiva se fue asentando y evidenció la falta de un pass rush de verdadero nivel en Washington. Sin ese arma es muy difícil ganar a cualquier equipo, pero menos aún a uno con un QB como Rodgers. Recuprada la comodidad en el pocket, como punto esencial, comenzó a encontrar a sus receptores.

Y, como por arte de magia, James Jones, Davanta Adams y Randall Cobb recuperaron el protagonismo en algún momento de la temporada regular. El último incluso lució como corredor. Los problemas del juego terrestre de los Packers son bien conocidos y el darle al receptor cinco carreras, con las que consiguió 24 yardas, fue una de las soluciones que Mike McCarthy ideó. No obstante, la ortodoxia volvió con Eddie Lacy, desaparecido en la primera mitad pero que apareció en el momento decisivo.

Fue en el tercer cuarto, a falta de cinco minutos para que concluyera el periodo. En un cuarta y uno en mitad de cancha consiguió romper a la defensa de los Redskins y en el siguiente snap se metió en la yarda cinco contraria. Fueron 41 yardas en dos carreras consecutivas que se remataron con Starks entrando en la end zone y poniendo, entonces, un 24-18 que iba a ser demasiado para Washington. No en números pero sí en el aspecto emocional. Estaba ya claro quien era el mejor equipo.

Hubo otros momentos y héroes a lo largo del partido. Jordan Reed fue el primero, con momentos de tal brillantez que no parece descabellado compararla con el mismísimo Rob Gronkowski, al menos en los mejores instantes del de los Redskins. O la secundaria de los Packers, no nombrada habitualmente entre los destacados, pero que con un front seven presionante se llevo parte de la gloria en varios pases defendidos de forma espectacular.

Por primera vez en la historia de la NFL los cuatro equipos visitantes han ganado sus partidos en la ronda de wild card. En lo que respecta a los Packers esto significa que se van a jugar a Arizona la semana que viene. Los Cardinals le pegaron una soberana paliza a los de Green Bay hace sólo unas semanas, pero a aquel equipo le faltaba la sonrisa de Rodgers y, como bien saben los Redskins, ese arma es mortal y definitiva.