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EL DEBATE DE LOS VIERNES...

No, Gary Kubiak no debería volver a poner a Manning

Las dudas del entrenador de los Denver Broncos sobre la vuelta o no al campo del que fue su QB titular al principio de la temporada son tóxicas.

Actualizado a
Peyton Manning y Brock Osweiler charlan en la banda durante el Broncos-Raiders.
Justin EdmondsAFP

No, por supuesto que no, Gary Kubiak no debería volver a poner a jugar a Peyton Manning.

Voy más allá. El entrenador de los Denver Broncos no debería dejarle entrenar con los titulares. Ni hablar con ellos. Ni dejarles usar el Whatsapp. Ni que se vistiese con ellos en el mismo vestuario. Que no hubiese el más mínimo contacto.

El dilema de QB titular en la NFL merecería un tratado de mil páginas, pero la conclusión siempre sería la misma: es tóxico. Pocas cosas más venenosas para un grupo de jugadores en esta liga que andar cuchicheando sobre quien debe ser su pasador en el partido del domingo. Se dice que si tienes dos QBs titulares no tienes ninguno y es una de las verdades más absolutas de este juego.

Y es que cuando, en el tercer cuarto del partido contra Kansas City Chiefs, Peyton Manning abandonó el campo por las insufribles molestias en su pie y le sustituyó Brock Osweiler ahí debió terminar también el dilema de quien sería el titular a partir de entonces. Kubiak se equivocó al decir que el puesto seguía siendo de Manning, que Osweiler sólo se lo calentaba hasta su vuelta, porque ahora se ve entra la espada y la pared.

Ya no se trata sólo del paupérrimo nivel que ha mostrado Peyton a lo largo del año, y al final de la temporada pasada. Se trata, a estas alturas, de pelear el año con lo mejor que tienes. Con Osweiler al frente han recuperado el juego de carrera y han ganado tres partidos seguidos, entre ellos el de los Patriots, que a veces se nos olvidan las cosas importantes. El joven, en modo game manager, tan necesario en equipos con la estructura de la Broncos, de gran defensa y un pilar básico en las yardas terrestres, no cometió errores, lo que se le pide, y funcionó como un reloj. La derrota contra los Raiders, donde el juego de carrera no funciono (he ahí la clave), es la que permite que la vuelta de Manning haga dudar a muchos, pero es un error.

Con Peyton no hubo carrera, en parte por su alergia a jugar detrás del center, a abusar del shotgun y a llevar el ataque bajo su propio esquema, macerado durante años pero que ya no ejecuta como cuando estaba en plenitud física. Y con Peyton hubo un montón de intercepciones.

Puede argumentarse que el talento y la experiencia están del lado de Manning, y cómo negarlo, pero esas virtudes se han vuelto tenues en la situación actual, se han vuelto más fachada, adjetivo vacuo, que aplastantes evidencias en el juego del equipo. Y agarrarse a algo tan ligero sería un error.

Máxime cuando lo que se perdería sería la estabilidad del sistema deseado por el técnico y el convencimiento de ir hacia adelante como equipo remando en la misma dirección. La temporada ha sido extraña en Denver, desde el principio, desde marzo, con una dirección técnica y deportiva convencida de que Peyton Manning no volvería, pero llegado al punto en el que están, con opciones de pelear por el título, lo único sensato que pueden hacer es olvidarse de Manning y no juguetear con la idea de alternar, de cambiar, de QB, con la inestabilidad que eso genera y con la apertura de las puertas del infierno de cualquier franquicia NFL: el pedir que salga el suplente tras cada mala jugada del titular. De ese círculo vicioso se sale peor que de las drogas.