—Vuelve a la natación competitiva dos años después. ¿Cuál es su objetivo? —La única razón es para clasificarme para Río. Quiero mis cuartos Juegos.
—¿Entraba en sus planes este regreso? —Hubo una serie de acontecimientos que marcaron mi futuro. Primero, el hombro, porque llevaba varios años con una lesión muy grave y lo he tenido que solucionar. Y luego, la enfermedad de mi padre . Me fui a Australia a entrenarme, pero decidí guardar el gorro y las gafas y dedicarme a la familia. Estaba quemado con la natación. Necesitaba ordenarme.
—¿Tanto esfuerzo requiere su deporte y tan difícil es hallar el equilibrio? —Depende de tu predisposición al sacrificio. He conocido casos en los que hubo nadadores que sacrificaron muchísimo por el sueño olímpico, y luego te clasificabas o quizás no. Es duro, pero los que estamos dentro no lo sufrimos y solo te das cuenta cuando te planteas qué hacer luego. Si estás en un centro de entrenamiento está todo masticado: te hacen la comida, descansas, siesta, entrenas… Todo está servido en bandeja. Repetiría una y otra vez este estilo de vida. Es sano y te prepara para la vida.
—¿Y usted ha pensando ya en qué hacer luego? —Me gustaría seguir vinculado al deporte. Una parte de mí dice que no, pero otra que sí. Estaría en contacto indirectamente. En España hay muchas carencias en varios aspectos y puedo aportar cosas. Hay carencias en el deporte.
—Usted es un hombre de mundo. ¿Cuáles detecta? —Una de las cosas que me gustaría hacer sería concienciar a los técnicos para que aprendan inglés y para que viajen con tal de aprender lo que se cuece fuera y sepan qué metodologías se aplican en otros países. Los españoles tenemos demasiada tendencia a acomodarnos. Y no solo a nivel deportivo, sino también político. Hay países que están adaptando nuevos modelos que funcionan y aquí estamos enganchados a la antigua. Tienes que cambiar, no puedes hacer siempre lo mismo. Hay que motivar a la gente.
—Habla como un futuro presidente de la Federación... —No… (sonríe). Hay muchos deportistas que han sido capaces de tener éxito en su vida personal porque han sabido aplicar la mentalidad deportiva a la vida real. Otros, en cambio, están muy perdidos y echan de menos lo que había antes. Los deportistas de alto nivel tenemos una ventaja porque sabemos marcarnos unos objetivos. En cuatro años te preparas para ir a los Juegos. Es lo mismo en la vida, hay que marcarse objetivos pequeños y concretos en un corto periodo de tiempo.