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AFC Norte desde dentro

El rendimiento ofensivo de Bengals va más allá de Dalton

La originalidad de las formaciones ofensivas dispuestas por el coordinador Hue Jackson, claves en la brillante trayectoria bengalí.

Andy Dalton está rodeado de mucho talento ofensivo, sobresale la enorme temporada, especialmente en la end-zone, de Tyler Eifert.
ANDY LYONSAFP

Escopeta de juguete”, “ginger-fail”, “zanahorio”, “red herring” (maniobra de distracción)… son apelativos despectivos que durante toda su carrera en la NFL ha debido soportar Andy Dalton, el “rifle rojo” de los Bengals. Y esto pese a tener ya en su currículum dos presencias en la Pro Bowl (ambas por la puerta de atrás, todo hay que decirlo, por incomparecencia de los elegidos en las primeras posiciones). Sin embargo, este año se postula como candidato de pleno derecho (es el tercer QB más votado). La mejoría en su juego, pero especialmente de la percepción sobre él del aficionado en general de la NFL, ha sido notable. No obstante, el excelente rendimiento de la ofensiva bengalí va más allá de las prestaciones del pelirrojo. Gran parte del mérito hay que hacerlo extensible al resto de sus compañeros y, por encima de ellos, al coordinador ofensivo Hue Jackson y su incisiva, flexible e imaginativa concepción atacante.

El juego de pase seduce como las sirenas de la isla de Artemisa. Te incita, te atrae. Fácil se avanza, dulce es el clamor del graderío. Pero una vez llegas a la orilla, te agarran en sus fauces y estás condenado. A menos que, como la tripulación hiciera con Ulises en su Odisea, el coordinador ofensivo ate férreamente al QB al palo mayor, y le impida seguir sus instintos. Jackson podría fácilmente haber caído en el mismo error de su predecesor Jay Gruden de dejar excesiva libertad a Dalton. Nadie le hubiera culpado de darle el timón de la nave en un año en que es tercero en QB-rating, ha completado pases a 11 compañeros diferentes, y cuya cantidad de yardas aéreas podría haber sido mayor de no ser por los drops de sus receptores.

Sin embargo, consciente de que Dalton sufre cuando no funciona la protección (es el 24º de la liga bajo presión), ha organizado un plan de ataque con múltiples variaciones, capaz de adaptarse a diferentes situaciones de partido, y que involucra a todo su extenso plantel. Desde el pase a corto a Bernard para que su talento gane yardas tras la recepción, a las jugadas de end-around o snap directo a Mohamed Sanu, o la alineación como receptor abierto del tight-end, el playcall ofensivo de Cincinnati es heterogéneo y valiente, complicado de defender. En ocasiones, esta ventaja la consiguen desde el momento en que se alinea la formación ofensiva.

Imagen 1
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En la fotografía, (ver imagen 1) se muestra una de las jugadas más características de los Bengals este año. Es una formación en “I” con el FB volcado al lado fuerte que “enseña” carrera (viñeta 1). Pero a falta de pocos segundos para el snap, la línea ofensiva se divide, dejando solamente 3 jugadores en el centro y dos a cada lado (viñeta 2). Esta formación recibe el nombre de “Emory & Henry”, ya que fue este pequeño college quien la empezó a emplear allá por los años 50, pero en la actualidad es una rareza en la NFL. Aquí la opción de Dalton está clara: pase en screen hacia el flanco que la defensa deje más desprotegido. En esta ocasión, viendo el desbarajuste en los Seahawks (viñeta 3) decide simular el “hand-off” y quedarse con el oval, avanzando con facilidad hacia el primer down (viñeta 4).

Imagen 2
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En esta jugada de goal-line (ver imagen 2), en 2º down y apenas un par de yardas para TD, Cincinnati forma con una power-formation denominada “jumbo”, con doble TE y en la cual no hay WRs. Obsérvese que el offensive-tackle Fisher (azul) es elegible. Todo apunta a lo lógico: carrera central a saco. Sin embargo, Dalton hace una jugada de engaño, un play-action, y se queda con el balón (viñeta 2). Corre hacia su izquierda mientras que los defensores de Cleveland, temiendo la internada del quarterback, olvidan sus marcas y van hacia él, dejando solos al TE Eifert (rojo) y al mencionado Fisher (viñeta 3). Dalton sólo tiene que soltar el oval hacia ellos para un fácil TD, en el que Eifert se adelanta a su compañero (viñeta 4).

Imagen 3
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Porque si hay un factor desequilibrante en esta ofensiva bengalí de 2015, es su tight-end. No sólo es el salvavidas más fiable de Dalton para terceros downs complicados, sino una auténtica amenaza en la end-zone (lidera la NFL en touchdowns). En esta jugada,(Ver imagen 3) con la defensa de Seahawks en cover 3 (en verde, viñeta 1), el citado Eifert (rojo) se lanza en vertical por el seam hacia la zona de marca. El strong-safety Chancellor (azul) debería quedarse con él (viñeta 2), pero va hacia el receptor del slot (viñeta 3), que también está sólo porque el linebacker encargado de su marca ha salido a tapar al RB a la flat. Eifert se aprovecha del espacio que queda entre Thomas (FS) y Williams (CB). Cuando intentan llegar él, ya es demasiado tarde para evitar el TD (viñeta 4). No podemos decir que sea una jugada muy espectacular. Tampoco demasiado original, porque a los Seahawks se la han hecho ya varias veces esta temporada. Lo que la convierte en especial es que es idéntica a una realizada en el primer cuarto que se saldó con idéntico resultado. Hue Jackson tuvo la osadía de repetirla, aun cuando lo lógico era que la defensa hubiera aprendido la lección y encontrado la manera de desactivarla.

Situaciones como éstas son las que hacen sobresalir a un coordinador por encima del resto de la liga. Un dato resulta clarificador: es el equipo que más puntos consigue en su primer drive ofensivo, aquel que más se practica en los entrenamientos. Los Bengals ya no son noticia por las extravagancias de Ochocinco. Ni por jugadores intoxicados conduciendo a mil por hora por carreteras interestatales. Ni por espectadores saltando al campo a placar a Brett Favre. Ahora se han convertido en un equipo serio, en el que la diversión la proporcionan sobre el césped.