El crédito de Jeff Fisher en los St Louis Rams se agota
Tres derrotas consecutivas han cortado de raíz una prometedora campaña, complicando el futuro de un head coach incapaz de revitalizar un anémico ataque.
Los Rams llevan toda la semana en las noticias. Han sido designados para disputar un partido en Londres en 2016; cuatro de sus históricos componentes del equipo campeón de la Super Bowl XXXIV (Kurt Warner, Isaac Bruce, Torrey Holt y Orlando Pace) han pasado el corte de semifinalistas para entrar en el Salón de la Fama y su receptor Stedman Bailey se ha visto involucrado en un tiroteo del que por fortuna vivirá para contarlo.
Oculto por este maremágnum de actualidad ha quedado en segundo plano el bajón sufrido por el equipo en estas últimas jornadas. Tres derrotas consecutivas han hecho que St. Louis haya pasado de candidato para luchar por los wild cards a posible Top 10 del próximo draft un año más. Los males del equipo vienen de un anémico ataque que ha ido a peor pese a la brillante irrupción del candidato a novato de la temporada, Todd Gurley.
Que St. Louis tenga una de las peores ofensivas de la competición no es una novedad desde que Jeff Fisher se hiciera con los mandos del equipo en 2012, los Rams han ocupado los puestos 23, 30, 28 y 31 (hasta el momento) en la clasificación de yardas ofensivas. Fisher puso todo su empeño en convertir la defensa en una de las mejores de la liga, pero básicamente dejó el ataque en las manos del ex número 1 del draft Sam Bradford. Esa decisión de no rodear de talento a la supuesta joya de la franquicia acabó por hundir el proyecto levantado alrededor del quarterback. En la pasada primavera Bradford era traspasado a Philadelphia a cambio de Nick Foles. St. Louis empleó después sus siete primeras elecciones del draft en jugadores de ataque al tiempo que iniciaba la campaña 2015 con un nuevo coordinador.
Pero estos cambios no han dado el resultado esperado. La ofensiva de St. Louis continúa siendo una de las peores de la NFL y el malestar no es sólo de sus aficionados sino que es compartido por el vestuario. Tras la derrota del domingo en Baltimore el cornerback Janoris Jenkins no se cortó ante los micrófonos: “Esto no puede pasar todas las semanas. La defensa está jugando un gran football. Lo único que pedimos es un poco de ayuda. No podemos seguir perdiendo así”.
Tras diez partidos los Rams son penúltimos en puntos y yardas de ataque (San Francisco les salva de cerrar ambas tablas) y son los peores en yardas de pase y porcentaje de conversiones de tercer down con un abismal 24.2% (31 de 128). La línea de ataque es una buena parte del problema, lastrada por las lesiones y el pobre rendimiento del left tackle Greg Robinson. Pero echar la culpa a un grupo compuesto en su mayoría por rookies sería injusto. Fisher y el general manager Les Snead son los que no se preocuparon en su momento de añadir jugadores veteranos en agencia libre para esta unidad.
Tras la apabullante derrota ante Chicago, Fisher optó por tomar una de esas decisiones que te dan a entender que ha entrado en “modo desesperación”, sustituir al quarterback titular, Nick Foles, por un jornalero como Case Keenum. Por lo visto el pasado domingo en Baltimore el movimiento fue eso, una acción a la desesperada. Keenum no supuso ninguna inyección en el brazo del ataque y ahora St. Louis puede volver a afrontar otra “offseason” en la búsqueda de su quarterback franquicia. Que los Rams sigan en la fase 1 de construcción de un ataque en el año 5 de Fisher no es ninguna señal positiva.
A la mala cara del ataque en el campo se une la peor imagen que está ofreciendo el equipo en el plano de la deportividad. En las últimas semanas John Harbaugh y especialmente Mike Zimmer han acusado a los Rams de jugar sucio. Contratar a Gregg Williams (el gran cabecilla del famoso “Bountygate” en New Orleans) en su día no ayuda a pensar lo contrario. Pero claro, por qué se va a preocupar Fisher por Teddy Bridgewater o cualquier otro quarterback rival cuando el suyo propio es noqueado y parece no darse cuenta, situación que vivió en sus carnes Case Keenum el otro día.
En una NFL tan concienciada por la salud de sus jugadores todas estas acciones no juegan a favor de la popularidad de Fisher ante los altos mandos del equipo. Una cosa es jugar mal y perder, y otra muy diferente poner a la franquicia en las noticias siempre por las razones equivocadas. El propietario Stan Kroenke de momento parece más preocupado en realizar un cambio de dirección postal (de St. Louis a Los Angeles) que de abordar la contratación de un nuevo entrenador, pero tal y como van las cosas Fisher afrontará (en el mejor de los casos) 2016 en su último año de contrato, lo que los americanos conocen como “lame duck” (pato cojo). Pocas veces un equipo se recupera con su head coach en tal precaria situación.
St. Louis Rams @ Cincinnati Bengals (domingo a las 19:00)
Jugarte casi la temporada a una carta en Cincinnati no es la mejor receta este año, pese a que los Bengals vengan de dos derrotas consecutivas. La oportunidad para St. Louis es seguir el plan de juego de Seattle durante los tres primeros cuartos en “The Queen City”, mucho Todd Gurley en ataque y no darle tiempo a Andy Dalton en el pocket. Complicado pero no imposible.
Pronóstico: St. Louis 17, Cincinnati 24
Arizona Cardinals @ San Francisco 49ers (domingo a las 22:05)
El único peligro realmente aquí es que Arizona se tome el encuentro demasiado relajado tras las grandes victorias en Seattle y sobre Cincinnati. La diferencia hoy día entre estos dos equipos es abismal. Quien sabe, puede que sea la primera de dos visitas de los Cardinals al Levi´s en las próximas semanas.
Pronóstico: Arizona 34, San Francisco 17
Pittsburgh Steelers @ Seattle Seahawks (domingo a las 22:25)
Partido importante en la búsqueda de los wild cards, los dos equipos puede que se vean obligados a entrar en playoffs por esa vía. Los Steelers llegan más descansados pero Seattle tiene más urgencias. El duelo entre Antonio Brown y Richard Sherman promete emociones fuertes.
Pronóstico: Pittsburgh 19, Seattle 23
Pronósticos Semana 11: 3-0
Pronósticos 2015: 23-10