SAN DIEGO CHARGERS 3 - KANSAS CITY CHIEFS 33
Los Chiefs se reafirman ante unos Chargers que dan lástima
Kansas City no tiene ningún problema en maniatar a San Diego y se mete de lleno en la pelea por conseguir entrar en playoff.
Los Kansas City Chiefs han conseguido su cuarta victoria consecutiva de la temporada y se meten de lleno en la batalla por los playoffs de la AFC. Lo que parecía un imposible tras perder cinco encuentros consecutivos es ahora algo que tienen al alcance de su mano. Con 5-5 están más que posicionados para depender de sí mismos a la hora de alcanzar la postemporada.
Este último triunfo ha llegado de una forma contundente. Visitaban San Diego, viejo rival de división, y se marcharon de allí con un 33 a 3 que lo dice todo sobre el juego: los Chiefs ganaron por tierra, por aire, en defensa y en equipos especiales. Lo ganaron todo, y dejaron a los Chargers con la sensación de que este es un año perdido y que ya no quedan ni arrestos para presentar una batalla digna.
Alex Smith, como es su costumbre en las tardes en las que el viento sopla de cara, fue ese game manager que no necesita forzar la máquina para que su equipo mueva las cadenas, y que limita cualquier opción de cometer un error. Acertó en 20 de los 25 pases que intentó. Su objetivo favorito fue Travis Kelce. El tight end está confirmando que está llamado a ser una estrella en esta liga. Cada vez que apareció lo hizo con peso, con importancia, para que su equipo diera un paso más hacia la victoria.
No fue, no obstante, el jugador más destacado del ataque. El honor recayó en Spencer Ware. El joven corredor de segundo año fue el protagonista al sumar 96 yardas en el partido y más aún con una fantástica carrera de 52 yardas.
A pesar de ello, el principal highlight del partido fue para Dontari Poe, que entró en la historia. El gigante, que juega de defensive tackle, se alineó en el ataque como full back y rompió el plano imaginario de la end zone con el balón en las manos convirtiéndose en el jugador más pesado, con 157 kilogramos, en anotar en la historia de la NFL.
Una anécdota, la verdad, en un partido que no tuvo más historia. Porque los Chargers no pudieron detener la carrera ni el pase corto de los Chiefs, como ya he indicado, pero tampoco pudieron correr ni pasar contra la defensa de Kansas City. Fue Tamba Hali el mayor beneficiado de la inoperancia de San Diego porque se le vio todo el partido en el lomo de Phillip Rivers. Éste, el QB, sufrió tanto los golpes de sus rivales como el ver que sus receptores cometían drops que serían imperdonables de estar jugándose algo más que la honra. Y, no, los Chagers ya no se juegan nada más este año.
Capítulo aparte merece Melvin Gordon. El running back elegido en primera ronda del draft, lo que indica la importancia que debería tener en el ataque, volvió a ser una nulidad. Es obvio que la línea ofensiva no le ayuda, pero es que no es capaz de romper ni un placaje, ni hacer gala de su velocidad en ningún momento. Con 15 intentos de carrera tan sólo 37 yardas de beneficio puede presentar al cabo del encuentro, y eso es inaceptable. De nuevo, porque llueve sobre mojado con él.
Tiene mayor delito, aún, que la actuación de Gordon, en particular, y de todos los Chargers, en general, tuviese lugar en el día en el que la franquicia homenajeaba a Landinian Tomlison y lo incluían en el anillo de honor del Qualcomm Stadium. Qué tristeza comparar lo que ese jugador fue, lo que dio a la franquicia, los años en los que eran aspirantes a la Super Bowl, con lo que ahora se puede ver sobre el emparrillado.
En definitiva, un partido que nos deja en el mismo lugar en el que estábamos antes de que comenzará. Con los Chiefs con sueños de jugar en enero y con los Chargers con la pesadilla de que aún les quedan seis partidos que jugar esta temporada.