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SAINT LOUIS RAMS 13 - CHICAGO BEARS 37

Los Bears se muestran legítimos en la destrucción de los Rams

El equipo de Chicago domina al de Saint Louis en el juego de pase, en el de carrera y con una defensa que mostró las limitaciones de Foles.

Jeremy Langford aterrorizó a la defensa de los Rams.
Michael B. ThomasAFP

Antes de comenzar este partido la duda era si los Saint Louis Rams eran un equipo legítimo de playoff en la conferencia nacional. Para pasmo de propios y extraños, la respuesta es afirmativa... pero con el otro equipo del encuentro: los Chicago Bears son los que parecen capacitados para aspirar a la postemporada.

Resulta muy extraño decirlo. Los Bears han sido uno de los equipos más criticados, y con menos expectativas, de toda esta temporada. Sus victorias han ido cayendo ante la indiferencia general. Y varias de sus derrotas han sido por escasa diferencia y con jugadas claves que bien pudieron caer para el otro lado. Pero tras la destrucción de los Saint Louis Rams de hoy, que esos sí que estaban considerados como un equipo muy serio, ya no caben dudas de que los Bears son un, cuando menos, buen equipo de la tabla media en la liga. Lo que, penurias matemáticas aparte, te califica como candidato a pelear por playoff.

Para explicar lo que sucedió en este partido es necesario subrayar que todos los órdenes del juego pertenecieron a los de Chicago. Ganar por 37 a 13 suele indicar eso mismo. 

La primera piedra de la gran victoria fue el juego de Jeremy Langford. El sustituto de Matt Forte en el puesto de corrredor principal de los Bears está siendo una revelación. Aparte de correr con dureza y convencimiento, aporta precisión en el juego de pase. Duele decir que este ataque juega mejor con el chaval que con el gran Forte, pero a fe que lo parece. Además, fue protagonista con una big play de más de 80 yardas que empezó a decantar, en la primera mitad, el duelo.

La segunda piedra fue la conexión entre Jay Cutler y Zach Miller. La defensa de los Rams tuvo algunos momentos de presión al QB, con la línea defensiva como protagonista, pero la secundaria, y el cuerpo de linebackers, sufrieron mucho con las lecturas y las decisiones del pasador, que estuvo soberbio. Nunca mejor que en uno de los TDs, a Miller en concreto, con un pase de talento, de soltar el brazo en el momento adecuado y al lugar preciso.

Pero la tercera piedra fue tan importante como las otras dos, y fue una defensa convincente que anuló a Todd Gurley y, con él, a todo el ataque de Saint Louis. Porque poner el balón en las manos de Nick Foles y decirle "gánanos" es la mejor forma de limitar a los Rams.

Atados en la carrera, con Gurley chocando contra un muro, la solución de los de Jeff Fisher mostró la poca confianza del cuerpo técnico en su QB: una serie de catastróficas jugadas de screens y reverse varios para Tavon Austin. La defensa de los Bears, muy bien dirigida por Vic Fangio, se sabía ese atajo al dedillo y obligó al pequeño receptor a recorrer cientos de yardas... pero de forma horizontal, por lo que el resultado siempre fue muy poca cosa.

Con este desarrollo, y este dominio, el partido se fue rompiendo y fue entonces cuando comenzaron a llegar las intercepciones, los fumbles y las desgracias para los perdedores, las más de las veces en el propio cuerpo de Foles, que se fue con la sensación de ser una calamidad. Lo cierto es que el partido se perdió antes de eso, y con una incidencia menor de Nick, tanto en lo bueno como en lo malo.

Los Rams caen en casa.  Caen con dureza. Caen con un montón de dudas en el puesto de QB y en una defensa que parecía inexpugnable. Caen a 4-5 de récord en una división en la que eso no es tolerable. Y los Bears, por contra, ascienden a 4-5 también, pero con el orgullo de haber batido a aquellos que los hemos ninguneado y la idea de que tienen equipo para seguir peleando por el imposible de la wild card en la NFC, que por victorias les queda muy lejos pero por juego no tanto.