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ESTADÍSTICAS

Ryan Fitzpatrick es mejor que Tom Brady y Aaron Rodgers

No nos miréis así, no estamos tan locos como parece, sólo nos estamos haciendo eco del Quaterback Rating de la ESPN.

Ryan Fitzpatrick, leyenda.
Vincent CarchiettaUSA Today Sports

He aquí uno de los titulares más locos que he tenido el placer de escribir en mi vida. Y, creedme, ha habido algunos muy pasados de vueltas. Obviamente, es una mentira como una catedral: no, Ryan Fitzpatrick no es mejor que Tom Brady o Aaron Rodgers, pero lo cierto es que eso se desprende de una estadística, un Quarterback Rating que quiero poner en la palestra para que discutamos y, todos a una como hermanos, concluyamos que los números, sobre todo si no miden lo relevante, no significan nada. La Fantasy es mentira. Las estadísticas tradicionales son mentira. Y los Quarterback Ratings, que es a lo que vamos aquí, son todos más falsos que un Judas de plástico porque, sencillamente, no se puede medir el nivel del pasador en este juego sin tener en cuenta mil factores relacionados con el equipo y, al menos hasta hoy, nada, nada, pero nada cercano a ver los partidos para saber si alguien juega bien o mal. Que la revolución científica en los datos es una realidad, que duda cabe, pero el uso que se ha dado a la misma en relación a los QBs en la NFL, como casi todo en relación con las opiniones generales del puesto, es un chiste de mal gusto.

Hace unos años la todopoderosa ESPN decidió crear un Quarterback Rating diferente al tradicional. Éste, el clásico, ha sido vapuleado por tirios y troyanos. Y con razón, pues ha dejado momentos para el recuerdo, no precisamente positivos. La nueva métrica presumía de ser la ecuación perfecta para evaluar el puesto estrella del juego. Pero cometía un error de base que sigue sin solucionarse: no nos explica con claridad como se calcula y deja un amplio margen a la subjetividad en asuntos como lanzamientos que se quedan cortos, que se van largos o eso que tanto gustan de usar los analistas de "momentos decisivos" y que tanto daño ha hecho en todos los deportes, pues las más de las veces no hablan de hechos sino de mitologías y etéreas sensaciones.

Sin embargo, nada para derribar la legitimidad de una estadística como su comparación directa con lo que la mayoría vemos sobre el campo. Y es por eso que el Quarterback Rating de la NFL, este año, está dando momentos gloriosos que es prudente leer sin estar ingiriendo ningún líquido, que luego salen por la nariz acompañados de mocos y estampándose en la pantalla del ordenador (tablet o móvil) a la mínima. Vamos allá.

Ryan Fitzpatrick es el tercer QB con mejores números de la temporada. Según esta fórmula está jugando mejor que Aaron Rodgers y Tom Brady. De hecho sólo está por detrás de Palmer y Dalton. Sumadle, si queréis seguir por esta senda, el hecho de que ni siquiera es uno de los mejores años de Fitzpatrick y sí que lo está siendo del jefazo de los Patriots y podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que el temporero de los Jets es un Hall of Famer seguro y el que lleva 15 años aterrorizando a la liga un game manager. Como mucho.

No se acaban aquí las curiosidades. Si os preguntáis por el peor QB del año ese es Ryan Tannehill. Peor, por ejemplo, que los defenestrados Colin Kaepernick o Ryan Mallett. Este último no tendrá problemas para encontrar equipo, y en breve, porque tiene mejores estadísticas que Cam Newton, que algunos descerebrados creen que incluso está optando al MVP de la temporada.

Mucho, muchísimo mejor aún que Cam Newton está jugando Brian Hoyer. De hecho, el QB de los Texans se comporta en este rating mejor que Ben Roethlisberger, Matt Ryan o Teddy Bridgewater. Por si creíais que sabíais algo de este negocio.

No hay mucho más que añadir. Simplemente que a las estadísticas se las puede mover hacia el lado que se quiera. Si se juntan una obsesión enfermiza con los quaterbacks (un abrazo a la Cofradía Contra la Sobrevaloración del Puesto de Quaterback (CCSPQB)), unas mediciones con un fuerte componente subjetivo, un análisis que pretende eliminar el juego del equipo como un todo para centrarse en un individuo y una fórmula opaca que pone el acento en asuntos irrelevantes, pues salen cosas como las citadas. Y cada cual que juzgue como estime.