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Ohio State se decanta por J.T. Barrett y la NFL llora

El equipo entrenado por Urban Meyer da por zanjado el debate en el puesto de QB y envía a los ojeadores profesionales a la esquizofrenia.

J.T. Barrett y Cardale Jones, QBs de Ohio State.
Getty Images

Dicen que tener dos quaterbacks es como no tener ninguno. Tener tres, entonces, debe ser como deber una hipoteca. De las gordas. Esa es la situación con la que empezaba el año la universidad de Ohio State, la campeona nacional de la pasada campaña, y la que les ha llevado a una indefinición dañina para el juego del equipo. Eso se acabó: Urban Meyer ha elegido, al fin, a J.T. Barrett como QB titular y ha zanjado el asunto. Los resultados han sido inmediatos: los Buckeyes han mejorado su imagen y los ojeadores de la NFL se han echado a llorar.

Braxton Miller, J.T. Barrett y Cardale Jones. Esos nombres, y por ese orden, formaban el grupo de QBs de Ohio State al inicio de la pasada temporada. Miller se lesionó y Barrett ocupó su lugar durante la temporada regular. Pero también cayó en las garras de la enfermería y Jones salió por él. Con Cardale a los mandos destrozaron, de forma consecutiva, a todos sus enemigos en la final de la Big Ten, la semifinal y la final del título nacional. Los tres partidos más importantes del año. Así que ¿cómo afrontar este 2015?

La primera decisión fue reconvertir a Miller en receptor. Posición donde, por cierto, lo está haciendo más que bien. Aún así, la bicefalia en el puesto clave del juego seguía existiendo. meyer pensó en repartir trabajos y snaps, en tratar a ambos por igual. Y se equivocó. Jugar de QB requiere de una confianza, de un ritmo, de una rutinas con el resto del ataque, muy específicas y que mejoran con el tiempo en conjunto. A pesar de que no han perdido ningún partido, algo en lo que el flojo calendario está jugando un papel fundamental, las sensaciones no eran buenas. Así que, al final, el entrenador ha claudicado y ha tenido que elegir: Barrett es el titular y Jones el reserva.

Es aquí donde entran en juego los ojeadores de la NFL, que se han puesto a sollozar por la decisión. A Cardale Jones no ha habido manera de analizarlo en condiciones. Según lo visto en los tres partidos que jugó el pasado año sería un primera ronda del draft. De hecho, se le animaba a presentarse para aprovecharse de ese hecho. Me hubiese parecido una locura porque una cosa es que mucha gente que se dedica a esto de analizar chicos universitarios diga tal o pascual y otra muy diferente es cuando llega marzo y los profesionales se ponen manos a la obra y, esto es seguro, no se la juegan por tres partidos.

El caso es que esta temporada debería servir para saber si Cardale es o no un primera ronda, y la decisión de Meyer ha quitado de la ecuación el factor más importante para el análisis: los partidos. El enigma Jones se extenderá un año más y, si se presenta al draft, volveremos a revisar sus tres partidos del final de la pasada campaña y pensaremos que es un jugador inigualable... y luego caeremos que ni es titular en Ohio State. Para llorar si eres ojeador. Para apostar, disfrutar y debatir si eres aficionado.