Johnny Manziel es, simplemente, un problema para Cleveland
El problema de Manziel no es su nivel de juego presente y futuro, que también, es su proverbial capacidad para desestabilizar todo lo que le rodea.
¿Qué si los Browns deben librarse de Johnny Football? Cuanto antes, bien envuelto y con lacito. Y si hiciera falta, acudiendo a la iglesia más cercana para poner unas cuantas velas a la Virgen, a ver si alguien pica y quiere llevárselo por alguna ronda del draft. La que sea.
Para argumentar el motivo, solo he tenido que abrir Google para buscar documentación, escribir ‘Johnny Manziel’ y darle a la pestaña de últimas noticias. Mira tú por dónde ¡qué casualidad! la primera noticia no tiene que ver con su estado de forma, ni con su posible titularidad. Ni siquiera con un asunto deportivo. Habla de una pelea con su novia con posible agresión, de que confiesa que ha vuelto a beber después de pasar por la clínica de desintoxicación, de conducción rayando la legalidad…
Algunos dirán que la culpa la tienen los medios, que le persiguen. Pero no hay que engañarse, nadie tiene en la mirilla a un tipo si no es fuente permanente de primicias. A Johnny le va la marcha. Y demasiado. Tanto como para tener que pasar parte de la offseason en una clínica de desintoxicación.
Manziel no ha sido solo un problema, sino también un factor desequilibrante para los Cleveland Browns. Y ese es realmente su principal estigma, y por el que deben librarse de él cuanto antes. Cuando se habla de Manziel nada se dice abiertamente, pero todos sospechamos que Kyle Shanahan, actual coordinador ofensivo de los Falcons, y uno de los entrenadores con más futuro en la NFL, decidió abandonar el pasado verano los Browns porque estaba harto de las interferencias desde la gerencia en el papel del jugador. Igual que todos sospechamos que cuando el general manager de Cleveland, Ray Farmer, llamaba por teléfono a los entrenadores en medio de un partido, no lo hacía precisamente para preguntar por el estado del césped o si alguien quería que le bajara un refresco.
¡Cuantos aficionados de los Browns cambiarían ahora a Manziel para que Shanahan volviera!
Cuando un jugador es impuesto desde la gerencia por orden de un propietario, hasta tal punto que un coordinador tan bueno decide marcharse del equipo, es que las cosas no marchan nada bien. Si un entrenador principal no quiere a un jugador, y sin embargo el general manager lo elige en primera ronda del draft, se explica que una franquicia navegue en la mediocridad desde hace tanto tiempo.
Y lo peor es que Manziel no ha respondido con responsabilidad ante el aparente amor desenfrenado que Jimmy Haslam ha demostrado hacia él. Por el contrario, se ha dedicado a la vida loca, dejando en muy mal lugar a un propietario que ya hace mucho tiempo que tiene fama de inmiscuirse demasiado en aspectos técnicos en los que nunca debería entrar.
Por suerte para la franquicia, Mike Pettine ha tenido más aguante que Kyle Shanahan, le ha echado valor en su guerra contra el mundo, y ha sentado a Manziel cuando parecía más difícil. Después de dos partidos en los que el ¿quarterback? fue elevado a los altares tras convertir el emparrillado en otra de sus fiestas locas. Muchos entrenadores habrían claudicado en ese momento, pero Pettine tuvo el valor de apostar por un Josh McCown que le está dando la razón.
A día de hoy, Manziel es un tipo con problemas de adicción, un nivel de juego insuficiente para ser titular en la NFL, que no ha mejorado en este tiempo, fuente de noticias escandalosas, posible culpable de que uno de los entrenadores más prometedores de la actualidad abandonara voluntariamente su equipo, imposición de Jimmy Haslam a un entrenador que no lo quiere, motivo de desestabilización en el vestuario…
Si Manziel hubiera sido elegido en quinta ronda y fuera un tipo serio y responsable, con ganas de crecer como jugador, no tendría ninguna duda. Los Browns deberían quedárselo y trabajar en él como proyecto de futuro o más bien como especialista en jugadas de engaño. El Manziel elegido en primera ronda y cargado de medallas universitarias que en la NFL no sirven más que para alimentar su ego, debe ser amputado antes de que la desestabilización que genera sea irreversible. Rápidamente, bien envuelto y con lacito. Con la esperanza de que alguien pique y se lleve a un tipo que a estas alturas define casi a la perfección lo que significa la palabra ‘problema’. Y si el que lo lleva a su nuevo destino es Ray Farmer, y no es capaz de encontrar el camino de vuelta, mejor para los Browns, que se habrán quitado de un plumazo dos problemas de encima.