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Green Bay Packers 27 – San Diego Chargers 20

A los Chargers no les bastó con sacar a Rodgers del campo

San Diego se sobrepuso a un arranque demoledor de los Packers y gestionaron con maestría el reloj, pero no superaron la lesión de Keenan Allen.

James Starks anotó un touchdown tras una carrera de 65 yardas.
Jeff HanischUSA TODAY Sports

Empezó el partido, Mason Crosby pateó el kickoff inicial y un tornado pasó por Lambeau Field. No nos dio tiempo a parpadear cuando los Packers ya habían anotado tres veces y amenazaban con llevarse San Diego por delante. Primero fue James Starks con un pase de 5 yardas de Rodgers, luego, el mismo Starks, que convertido en furia desatada corría para 65 yardas. Después llegó un field goal. Entre medias, los Chargers sacaron la cabeza para anotar con otra patada, pero el marcador señalaba 17-3 y el festival prometía ser histórico.

Los mismos Chargers se sintieron atropellados, porque en medio de la vorágine perdieron la paciencia y se jugaron un cuarto down en la yarda 12 de Green Bay cuando lo lógico habría sido anotar el field goal recién comenzado el segundo cuarto, y esperar a que escampara. Tenían muy claro que para ganar en la catedral del football tendrían que poner toda la carne en el asador

Pero las malas noticias se seguían acumulando para los visitantes. Después del primer field goal de Crosby, Melvin Gordon, que cada vez huele más a fracaso descomunal, perdió el balón por segunda vez en el partido y esta vez sí que lo recuperaron sus rivales, aunque por vez primera no consiguieron sacar réditos del regalo. Gordon ya no volvió a tocar un balón en todo el duelo.

Sin embargo, los Chargers siguen siendo un equipo molesto para cualquiera por el control que tienen del reloj. Recuperados de la impresión, empezaron a poner en práctica lo que mejor saben hacer: convertir el tiempo en aliado. Alargando sus series como si fueran chicle y sacando a Aaron Rodgers del campo, que es la mejor manera de ganar a Green Bay.

De ese modo anotaron un touchdown en otro cuarto down antes del descanso con un pase a Inman de una yarda, y otro en su primer drive de la segunda parte con un lanzamiento de Rivers a Green. A esas alturas, Rodgers estaba cada vez más incómodo, con su línea ofensiva sufriendo para frenar las embestidas de sus rivales, y eran las carreras de Starks las que perforaban un front seven de San Diego que sigue siendo demasiado poroso por tierra. Empate a 17 y ya no parecía quedar nada del tornado que inauguró el encuentro.

El guión se mantuvo con los Chargers consumiendo reloj e intentando sacar a Rodgers el campo, pero el quarterback de los Packers asomó la cabeza los suficiente para conducir una serie meteórica que acabó con un touchdown de 8 yardas de James Jones (24-17) y que se convirtió en una losa cuando en la siguiente serie de los Chargers, Keenan Allen, que llevaba nada menos que 157 yardas en 14 recepciones, se lesionaba y tenía que salir del partido.

Quedaba un cuarto entero y San Diego redujo diferencias con otra patada (24-20). Pero Rivers, que terminó el partido con 503 yardas y dos touchdowns, ya nunca fue el mismo. Sin Allen, también pareció perder la brújula que le estaba guiando. Rodgers volvió llevar a su equipo a distancia de field goal (27-20) pero dejando a sus rivales 2:37 y tres tiempos muertos. La sombra de un tiempo extra se cernía sobre Lambeau Field.

En el drive decisivo, Rivers empezó seguro, pero se terminó ahogando en la orilla. Cuatro intentos a dos yardas de la end zone y de nuevo añorando a un Keenan Allen que no estaba, y que veía el partido desde la banda. Los Chargers sobrevivieron a un tornado que los asoló en los primeros minutos, pero no fueron capaces de sobreponerse a la baja de su receptor estrella. Y eso que dejaron en evidencia la línea ofensiva de Green Bay y sacaron del campo a Aaron Rodgers.

A veces, hacer lo más difícil tampoco es suficiente.