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PARTIDOS DE WILD CARD

Houston Astros y Chicago Cubs sacan la carta más alta

En un escenario cada vez menos atípico en la MLB, Astros y Cubs lograron superar en sus particulares duelos a partido único a Yankees y Pirates.

Actualizado a
Los seguidores de los Chicago Cubs celebraron a lo grande el triunfo de su equipo frente a los Pirates.
Jon DurrAFP

Cuatro equipos se han jugado toda la temporada en un solo día, algo cotidiano en la NFL pero que en el mundo del beisbol implica una concentración de emociones difíciles de digerir. El ser o no ser se decide a un partido, el equipo que saque la carta más alta de la baraja seguirá jugando en octubre, el que saque la más baja sólo le queda pensar en la próxima temporada.

Yankees- Astros

Unos jóvenes Astros llegaban al Bronx con aires de ligeros favoritos contra los Yankees. Pocos esperaban ver a los neoyorkinos en estas lides, pero la veteranía es un grado y todo lo que no sea ganar se mira con suspicacia en la franquicia más famosa del mundo. El duelo tenía connotaciones extradeportivas ya que Jay-Z es un reconocido seguidor de los Yankees y Beyoncé, su mujer, es nacida en Houston.

En un ambiente eléctrico, los Astros fueron anestesiando poco a poco a la afición local y en la segunda entrada ya dominaban en el marcador. Poco a poco, sin las prisas propias de la juventud, los mismos Astros que vieron como los Rangers les superaban por la izquierda en temporada regular, ganaron un partido que selló su pasaporte rumbo a Kansas para las series de división.

Los Yankees lo fiaban todo a su pitcher Tanaka y la potencia de sus bates. Estos no funcionaron y en la última entrada sólo les quedaba encomendarse a la divinidad. El 7 de mayo se estrenó en el Studio 54, en Broadway, An Act of God, una obra en la que Jim Parsons, actor mundialmente conocido por su papel de Sheldom Cooper en The Big Bang Theory, interpreta a Dios. En un momento del monólogo, afirma que él no es un Laker, ni un Cowboy, ni un Red Wing y sobre todo… no es un Yankee. Al final Dios no ayudó a los Yankees y fueron los Astros los que tocaron el cielo y dejaron a los de la capital del mundo sin poder dedicarle su entorchado número 28 a Yogi Berra.

Pirates – Cubs

Organizaban los Pirates por segundo año consecutivo el partido comodín, parche en el ojo y bate en la mano, y en el mismo escollo volvió a zozobrar su barco que ni siquiera salió de puerto. Otro año que el astillero de Pittsburgh tendrá que trabajar para superar la ronda de Wild Card.

Los Pirates posiblemente poseen el mejor roster del campeonato, dirigidos por el almirante McCutchen pero han notado la ausencia del contramaestre Kang. El galeón naufragó desde la primera entrada y es que han tenido una vía de agua en la primera base porque Pedro Álvarez ha cometido demasiados errores en esa posición.

Los Cubs llegaron a la ciudad del acero convencidos de sus posibilidades y sabiendo que el brazo de Arrieta no lanza bolas sino balas de cañón que arrasaron a los Pirates. Además, Dexter Fowler anotó tres carreras con una estratosférica media de bateo del 0.750.

A Joe Maddon no le preocupan ni los gatos negros, ni las maldiciones de cabras, ni que un espectador pueda coger una bola que no le corresponde, ni la profecía de la segunda parte de Regreso al Futuro; él sólo responde por lo que ocurra desde esta temporada y el camino es prometedor.

Los Cubs son algo más que las fiestas de disfraces organizadas por su entrenador para hacer grupo, son un equipo con talento que, aunque pueda parecer un poco pronto para considerarles aspirantes al título, ya están entre los ocho mejores. Es probable que los seguidores de los Cardinals prefieran la victoria de los Cubs, pero se debe recordar que hay que tener cuidado con lo que se desea porque a veces se puede cumplir.

Astros y Cubs sacaron la carta más alta de su partida y, plagadas como están de calidad, seguirán jugando en octubre por el cetro mundial.