Dallas Keuchel y los Astros toman el Yankee Stadium
La fantástica actuación del zurdo, con sólo tres días de descanso, fue suficiente para que los Astros ganasen a los Yankees en NY.
Cuando los New York Yankees lograron clasificarse automáticamente para los playoffs tras una ausencia de dos años, lo hicieron dando la sensación de ser un equipo al que se le notaban los años, cansado, sin la chispa que habían tenido durante gran parte de la temporada regular como comenté en la previa de la Liga Americana y lograron superar las expectativas de muchos, incluido yo mismo, que no pensaban que fueran capaces de llegar a jugar en octubre.
Al mismo tiempo cuando se habla de los playoffs, siempre se dice que comienza una nueva temporada, mucho más intensa en la que se buscan once victorias (doce para los equipos que tienen que disputar el wild card game) de cara a levantar el trofeo del comisionado.
Sin embargo, los New York Yankees a los que se enfrentó el enorme Dallas Keuchel, volvió a ser ese equipo que llegó con la lengua fuera y al que ni siquiera jugar ante su público, les insufló de esa fuerza vital que es tan necesaria a estas alturas de la temporada.
Los New York Yankees no tuvieron respuestas a la hora de lidiar con un magistral Dallas Keuchel que a pesar de no estar al cien por cien por esos tres días de descanso con los que venía, apenas se vio inquietado por los Bombarderos del Bronx durante una quirúrgica actuación en la que concedió sólo tres hits en seis entradas (87 lanzamientos) y en la que los Yankees parecían ir siempre un par de pasos por detrás.
A pesar de los problemas iniciales a la hora de encontrar la zona de strike, Keuchel estuvo soberbio y consiguió ese ritmo tan deseado para todo pitcher titular en el que los turnos de los Yankees eran un visto y no visto. Es cierto que las cosas podrían haber sido bien distintas si Alex Rodríguez hubiera producido con dos en base en la sexta entrada pero Keuchel tomó buena nota de un enfrentamiento anterior contra el DH de los Yankees que exigió una gran actuación defensiva a cargo de George Springer e hizo los ajustes pertinentes.
Y es que los Astros no sólo son los home runs, como los conseguidos por Colby Rasmus y Carlos Gómez contra Masahiro Tanaka sino que su defensa rayó a gran altura cuando se le necesitó e incluso el juego de carrera se puso en marcha para buscarle las cosquillas a Dellin Betances en la séptima, pasando del 2-0 al 3-0.
Como tantas y tantas veces hemos visto, el Yankee Stadium es un grandioso imán que atrae las gestas de los locales cuando llega octubre y tienen que vérselas contra el bullpen de los adversarios porque ese era el panorama tras la marcha de Keuchel. Pero ni siquiera pudo funcionar eso a pesar de los problemas de control iniciales de Tony Sipp, que junto a Will Harris y Luke Gregerson terminaron de forma rápida y aseada la temporada de los del Bronx.
Estaba claro que “Aura” y “Mística”, aquellas bailarinas del club nocturno según Curt Schilling en las Series Mundiales del 2001, no estaban por la labor de hacer acto de presencia en el Yankee Stadium.
Ahora, los jóvenes y talentosos Astros (el equipo más joven de todos los que juegan playoffs), tendrán que vérselas contra los Kansas City Royals en las Series de División, un duelo realmente apasionante en una Liga Americana que inicia dicha ronda el próximo jueves junto al Toronto Blue Jays contra Texas Rangers.
Por su parte, los Yankees afrontarán una nueva pretemporada llena de interrogantes y con muchas parcelas que abordar pero cuyo resultado final es de notable por todas las carencias que tenía el equipo y por su nueva participación en playoffs aunque esto sepa a poco para los aficionados del club más exitoso de toda Norteamérica.