Ganar el título de las Series Mundiales es digno de titanes
Con la eliminación de los Giants, tendremos un nuevo campeón por decimoquinto año consecutivo en la MLB, récord histórico de la competición.
Con la reciente eliminación de los (todavía) vigentes campeones del mundo, los San Francisco Giants, a manos de sus rivales divisionales en su propio estadio, la Major League Baseball alcanza una marca difícilmente igualable en cualquiera de los cuatro grandes deportes norteamericanos y es que a lo largo de los últimos quince años, ningún equipo, absolutamente ninguno, ha sido capaz de revalidar el título y los Giants han sido los últimos en hincar la rodilla de forma absoluta.
La eliminación del equipo de Bumgarner, Posey y Pence era cuestión de tiempo pero además refleja bien la extrema dificultad que se ha adueñado de un deporte que no sólo goza de una salud de hierro, expandiéndose de forma clara a nivel planetario sino que siempre tenemos la ilusión, la novedad de ver a una nueva afición que tendrá el orgullo de poder decir que su equipo es el campeón, lo cual no es poco.
Si repasamos todos los ganadores desde el 2000, nos encontramos con la siguiente relación: New York Yankees (2000), Arizona Diamondbacks (2001), Anaheim Angels (2002), Florida Marlins (2003), Boston Red Sox (2004), Chicago White Sox (2005), St. Louis Cardinals (2006), Boston Red Sox (2007), Philadelphia Phillies (2008), New York Yankees (2009), San Francisco Giants (2010), St. Louis Cardinals (2011), San Francisco Giants (2012), Boston Red Sox (2013) y San Francisco Giants (2014).
En total, nos encontramos con nueve campeones distintos desde el año 2000, que fue la última vez que un equipo de la MLB fue capaz de ganar no sólo dos sino tres títulos consecutivos como hicieron los New York Yankees entonces dirigidos por Joe Torre en 1998 y 2000. Y todo empezó con aquel single a tierra de nadie de Luis González contra Mariano Rivera…
En el resto de los cuatro grandes nos encontramos con situaciones parecidas, siendo la NBA la que menos ha variado a la hora de proclamar al mejor equipo de la temporada (7) mientras que en la NFL (9) y la NHL (10) son los únicos que pueden presumir de tener tanta variedad aunque ese mérito que posee el hockey sobre hielo será igualado en cuanto termine el Clásico del Otoño de esta temporada.
Lo cierto es que no es la primera vez que se produce tal alineamiento de los planetas del universo béisbol ya que en el período comprendido entre 1979 y 1992 fueron catorce los años consecutivos en los que un equipo fue incapaz de repetir hasta que los canadienses de Toronto repetían el título logrado en 1992 al derrotar a los Phillies al año siguiente.
¿Razones para todo este vaivén? Sinceramente creo que la nueva organización divisional, pasando de dos a tres más introduciendo un equipo de wild card a partir de 1995, ha añadido un componente extra de imprevisibilidad que ya campa a sus anchas en este deporte.
Partimos de la base de que los tiempos han cambiado y hemos pasado de tener un representante por cada liga que se veían las caras en la final hasta 1968 a tener múltiples rondas, wild card e incluso ahora un encuentro de wild card desde 2013 en el que ganador sigue jugando y el perdedor se tiene que conformar con ver el resto de los playoffs desde su casa o donde sea. Y pasar de dieciséis a treinta equipos tampoco ayuda.
Puedes tener un buen equipo pero al ser una serie corta (al mejor de cinco o siete partidos), cualquier cosa puede ocurrir y, de hecho, es lo que suele pasar. Lo más normal es que los mejores equipos no sean los que terminen jugando la final y muchas veces ganando el título. Sin ir más lejos, tenemos el ejemplo del 2014.
Partiendo de la base de la extrema dificultad a la hora de ganar (y aquí no se puede hacer distinción alguna entre los cuatro grandes), todos esos pequeños obstáculos no han hecho sino “entorpecer” el camino hasta el Clásico del Otoño y que sea extremadamente complicado no sólo clasificarse sino el hecho de progresar y ganar series.
Todo esto nos demuestra que el tener el presupuesto más alto no es garantía de nada y para los que amamos la enorme igualdad y el componente imprevisible de este deporte, sólo nos podemos congratular ante lo que se nos avecina en apenas unos días.
Y hay que ir preparando nuestros ahorros para las apuestas, que ya se sabe que 2016 es año par y le toca volver a ganar a San Francisco Giants…