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Malos tiempos para la lírica en Philadelphia Phillies

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El verano ha sido complicado en Philadelphia. La ciudad del amor fraternal, orgullosa de tener una franquicia en las cuatro grandes ligas, albergaba la esperanza de que unos Phillies en plena reconstrucción arreglaran el año desastroso de los Sixers, los Eagles y los Flyers. Y no sólo no les han dado ni una alegría sino que además de ser el peor equipo de toda la competición, tienen que ver como sus vecinos del estado de Pennsylvania, los Piratas de la ciudad del acero, van a atracar su galeón en el puerto de la postemporada.

Así, la hinchada de los Phillies observa cómo se suceden las derrotas partido tras partido. Y eso en Philly no es algo que dejen pasar así como así. Pocos son tan apasionados y a la vez tan críticos con sus equipos y sirva de muestra un botón. En un partido de los Eagles fue Santa Claus quien pagó el enfado de la afición con su equipo soportando una tormenta de bolas de nieve.

Sin embargo, hay quien quiere revertir esa situación. A primeros de septiembre fue tomada la decisión de no renovar al manager general Rubén Amaro Jr. El presidente del equipo, Montgomery, se ha recuperado de una complicada cirugía realizada el año pasado, afirma sentirse comprometido con que los Phillies vuelvan a tener éxito, al fin y al cabo con él al mando los de la ciudad donde se declaró la independencia vivieron su etapa más gloriosa conquistando cinco títulos divisionales consecutivos, dos banderines de la Liga Nacional y un campeonato de Serie Mundial.

Aunque el equipo va a alcanzar las cien derrotas, los técnicos han visto jugar a muchos chicos jóvenes y el outfielder está tomando forma. Parece que el venezolano Odubel Herrera va a asentarse en el puesto de centerfield pero hace un par de domingos, en la segunda entrada de su encuentro contra los Braves, el entrenador Mackanin decidió sentar a Herrera, uno de sus mejores bateadores. Parece ser que el jugador, que lanzó su bate y no corrió lo suficiente rápido a la primera base, hizo alguna mueca que disgustó al entrenador, que no dudó en sentarlo aunque su ataque iba a la deriva y de lanzarle un mensaje. "Los niños juegan en Little League y los hombres en las Grandes Ligas", dijo Mackanin a los periodistas después del partido. Últimamente ha estado mostrando sus emociones un poco más. Él tiene que entender que no funciona de esa manera. Estoy seguro de que lo va a entender." Ya se sabe cómo son los códigos del deporte americano.

Otro que parece que va a tener un puesto fijo en los jardines del Citizens Bank Park es el joven de 24 años nacido en Alemania Aaron Altherr, que a pesar de llevar poco más de un mes en las Grandes Ligas, ha venido para quedarse. Es capaz de jugar en cualquier puesto exterior y esta polivalencia está muy bien vista por el cuadro técnico ya que permite acomodarle en cualquier posición.

El inquilino de la esquina contraria a la que ocupe Altherr está todavía en el aire y desde la loma, tanto Aaron Nola, de 22 años, como Adam Morgan, con 25 primaveras, ofrecen destellos de esperanza para el futuro.

Aunque la franquicia ha anunciado la continuidad de Mackanin para 2016, el béisbol es una cosa demasiado seria como para dejarlo en manos de simples mortales. Así, coincidiendo con la visita del Papa Francisco a Estados Unidos y con motivo del encuentro mundial de las familias convocado en Philadelphia, los Phillies han editado una Rookie Card del Papa. En el cromo aparece una foto del santo padre en el anverso y sus estadísticas y datos como la fecha y el lugar de nacimiento en el reverso. Es posible que el Papa aporte ese punto de veteranía necesario en un equipo tan joven.

Mientras tanto la afición degusta un Philly cheesesteak a la espera de mejores noticias la próxima temporada porque su deseo, como en 2008, es levantar los brazos emulando a Rocky por ser los campeones del mundo.