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Media humanidad le debe dinero a Tom Brady... o eso parece

Tom ‘el sucio’

“We want Brady! We want Brady!” cantaba la afición de los Buffalo Bills durante el partido que enfrentó a su equipo contra Indianapolis Colts en la primera jornada de la temporada regular de la NFL. En realidad, lo que el público quería era ver a Tom Brady, quaterback estrella de New England Patriots, destrozado sobre el terreno de juego de la misma forma que Andrew Luck lo estaba siendo gracias a la portentosa defensa de los Bills.

Una semana después, los Patriots, con el triunvirato Bill Belichick, Josh McDaniels y Tom Brady a la cabeza, llegaba, veía y vencía en el Ralph Wilson Stadium de Buffalo. A poca distancia de las famosas cataratas del Niágara se estaba produciendo un chorreo de fútbol ofensivo que duró tres cuartos y dejó a Rex Ryan, head coach de los Bills, con una carita que invitaba a meterlo en la cama, arroparlo con la manta y darle un beso de buenas noches.

Analistas y comentaristas de todo tipo habían alabado la actuación de los Patriots en el partido inaugural de la temporada 2015 de la NFL, pero habían puesto algunos reparos. “Es muy fácil ganar a la inexistente defensa de los Steelers, mucho más con Gronkowski sano”, decían. “Habrá que ver al ataque de New England cuando se enfrente a una defensa de verdad, como la de los Bills”, continuaban.

Y allí se plantaron los de Boston, teóricas víctimas propiciatorias de una defensa que, para más colmo, había jugado sin su estrella, el DT Marcell Dareus, en la masacre de los Colts. No importaba que los Patriots tuviesen un balance de 23 victorias y sólo 3 derrotas frente a los Bills en la era Brady. Existía la sensación de que esta vez sí, esta vez los de Boston iban a morder el polvo.

Comenzó el encuentro y Tom Brady, con esos andares que personalmente me recuerdan a los del actor Clint Eastwood, empezó a repartir pases entre todos su receptores, recorriéndose el campo varias veces durante la primera mitad para lograr una cómoda ventaja de 21 a 7 sobre los locales con dos pases de touchdown. A la conclusión del partido, Tom Brady había lanzado para 466 yardas y tres touchdowns, diseccionando a la defensa de los Bills como si fuera un cirujano. Como dice la canción, de AC/DC, “If you want blood, you’ve got it”.

Tras dos jornadas disputadas, Brady acumula 754 yardas de pase, 7 touchdowns, ninguna intercepción y un passer rating de 119,9. Pero más allá de los números, la actitud del quaterback de los Patriots debería asustar a sus rivales. Brady actúa como si media humanidad le debiese dinero. Al igual que el inspector Harry Callahan de Clint Eastwood impartía justicia a golpe de Magnum en las calles de San Francisco, Brady reparte venganza sobre todos aquellos que dudaron de su integridad en los campos de fútbol. Esta semana les toca pasar por el trance a los Jaguars de Jacksonville. Que se vayan preparando, porque enfrente no tendrán al envejecido Dirty Harry, sino al rejuvenecido Tom ‘el sucio’. Y este da mucho más miedo.