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NCAA

La inmensa belleza de un intrascendente Florida-Tennessee

Para entender de qué va la NCAA basta poner el ejemplo del partido más esperado de toda la jornada número 4, con dos equipos lejos de ser relevantes.

Impresionante aspecto del estadio The Swamp, de Florida, en el partido de hace dos años contra Tennessee.
Getty Images

Si sois de los que queréis empezar a seguir el football universitario pero no acabáis de comprender los por qués de la competición, qué es lo importante y qué no, os propongo un par de pruebas. Primero, coged los rankings de cualquier página, incluidos los dos oficiales de los periodistas de la AP y el de los entrenadores de la NCAA, y buscad a Florida y Tennessee. No los vais a encontrar en ningún lado. Ahora, buscad el calendario de la jornada número cuatro, la de este sábado, también donde más gustéis; como lo que sale por defecto son los partidos de aquellos que están el Top 25 no encontraréis el Florida-Tennesse.

Y, sin embargo, es el gran partido de la jornada. El que tiene a una televisión nacional, la CBS, emitiendolo a las muy buena hora de las 15:30 (21:30 en horario peninsular), que es uno de los momentos estelares del día. Probablemente, el que más audiencia va a tener.

Esa es la gracia, el encanto, de esta competición. Palabras como pasión, tradición, rivalidad y fiesta están muy por encima de lo que dicte la clasificación o que equipos sean buenos en una temporada determinada.

Porque Florida y Tennesse conforman una de las grandes rivalidades del football universitario. En los alrededores del estadio donde se juegue el partido se forma una de las mayores barbacoas festivas de toda la temporada y las bromas de los estudiantes del bando ganador sobre los del perdedor son constantes durante todo el año. El deseo de vencer al rival es mayor que el de otros partidos, y eso, insisto, aunque hoy hablemos de dos universidades menores a las que nadie espera en la lucha por el título.

Los Gators de Florida y los Volunteers de Tennessee comenzaron a jugar entre ellos en 1916, pero su gran rivalidad no cuaja hasta los años 90 del pasado siglo. Entonces coincidieron en la división Este de la conferencia SEC y sus series se volvieron anuales. Además, en aquellos años 90 ambos equipos sí que peleaban por el título y este no pocas veces se decidía en el encuentro entre los dos. Las anécdotas sobre los chistes de Steve Spurrier, entrenador entonces de los Gators, o los esfuerzos de un tal Peyton Manning, QB de los Volunteers, abundan.

Ahora mismo, lo que define el partido es que Florida lleva 10 años seguidos ganando (!!!!!), algo que, como comprenderéis, es una tortura sin fin para los pobres Vols. Hace mucho tiempo que en Tennessee no se veían con tantas opciones como esta temporada, a pesar de que se juega en Gainesville, Florida, y por eso la tensión de las horas previas está sirviendo para calentar aún más el choque. Eso de "este año sí" aquí tiene un significado bastante más duro...

Si sois de los que vais buscando jugadores que puedan ser buenos profesionales en la NFL os aconsejo echar un ojo, sobre todo, a Vernon Hargreaves, Demarcus Robinson y Jonathan Bullard en Florida, y a Cameron Sutton y Josh Dobbs por el bando de los Vols.

Pero, de nuevo, lo importante no será eso. Si no comprobar como la magia de esta competición reside en asuntos que, las más de las veces, escapan a la objetividad, a los resultados y a los mesurables, y se adentran en el mundo de los sentimientos y la estética. Yo, ya os lo puedo asegurar, no me lo voy a perder.