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Pittsburgh Pirates será un rival muy a temer en octubre

Transcurren las jornadas en la mejor competición mundial del béisbol y no dejan de confirmarse los distintos participantes que se batirán el cobre en una postemporada que promete ser tan apasionante como las anteriores. A la reciente clasificación matemática de los St. Louis Cardinals, que como mínimo van a ser wild card (y en poquísimos días lo serán de su propia división, la Central de la Liga Nacional), se suman los Pittsburgh Pirates que automáticamente se clasifican para la postemporada por tercera vez consecutiva, siendo todas ellas en la misma fecha: el 23 de septiembre.

Las cosas han cambiado muchísimo en la ciudad del acero y más relacionadas con el equipo de béisbol, un histórico desde todos los puntos de vista, que ven como su particular travesía por el desierto es ya un recuerdo lejano que pertenece a otras generaciones. O a lo mejor no tanto…

Desde que Barry Lamarr Bonds decidiera saltar a las aguas de la agencia libre y fichar por el equipo de su padre, los San Francisco Giants en 1993, los Pirates tuvieron una sequía que parecía no tener un fin o al menos a corto plazo.

Sin embargo, tras experimentar una notable mejoría tanto en 2011 como en 2012 que se vio frustrada por un bajón tremendo en la última parte de la campaña, los Pirates acababan con su mal fario en 2013, participante en el incipiente partido comodín, novedad aquella temporada bajo el mandado del antiguo comisionado Bud Selig, y que les midió a los Cincinnati Reds de Johnny Cueto.

Los Pirates no sólo derrotaron a los Reds con los cánticos dirigidos al dominicano y que le sacaron de sus casillas sino que llevó hasta el límite a los St. Louis Cardinals, un fantástico conjunto que terminaría siendo el representante de la Liga Nacional en las Series Mundiales contra los Boston Red Sox.

La progresión de los Pirates ha sido extraordinaria y en 2014 volvieron a repetir la gesta, quedando nuevamente por detrás de St. Louis y teniendo el “honor” de jugarse el pase a las Series de División frente a los Giants y… Madison Bumgarner.

Un año más tarde, el partido comodín se vuelve a cruzar en el camino de un club que va camino de igualar la marca de victorias de anteriores ediciones de la franquicia, logradas en 1991 o en 1979 con 98 victorias, que no supone el récord del club pero que es sinómino de un equipo excelente.

El problema no es que tengan que jugarse por tercer año consecutivo su progresión en los playoffs en ese escenario. El problema es que para hacerlo, tendrán que superar a un Jake Arrieta que ha encadenado 18 salidas de calidad consecutivas (seis entradas y tres carreras concedidas o menos), alguien que tiene una marca durante ese mismo período de 14-1 y una efectividad de 0.94, alguien que ha permitido cuatro carreras limpias en los últimos dos meses, 0.48 en ERA en las últimas diez salidas.

Ese es el premio que van a recibir.

Para ello, los Pirates esperan contar con la kriptonita necesaria para agrietar la invulnerable armadura de Jake Arrieta. Cuentan con un ataque dinámico, que combina potencia y velocidad. Tienen una rotación eficiente liderada por el trío compuesto por Gerrit Cole, Francisco Liriano y A.J. Burnett. Y un bullpen tremendamente efectivo que tiene entre sus filas al closer que más saves ha conseguido en 2015, Mark Melancon.

¿Es esa la fórmula precisa para superar a Jake Arrieta y a los Cubs? Sinceramente no lo sé pero este próximo fin de semana tendremos otro anticipo más de un Jake Arrieta lanzado a por el Cy Young y al que parece que las victorias no se le pueden resistir aunque la más importante será la del próximo 7 de octubre.

Pero que nadie se equivoque. Si los Pirates se imponen, la Liga Nacional tendrá un durísimo rival que bien podría volver al Clásico del Otoño por primera vez desde que lo hicieran los Pirates de Willie Stargell, unos Pirates imbuidos por el espíritu de “We are family” en 1979, un espíritu al que gustosamente se encomendaría la versión del 2015.