Un renacido juego de carrera, el mejor aliado para Mariota
El quarterback rookie de los Titans se llevó todo el protagonismo en su debut, pero igual de importante o más fue el buen partido de los running backs.
Después del partido de debut de los Titans el pasado domingo la afición y la prensa apenas ha tenido ojos para nada que no fuera la estelar actuación de Marcus Mariota, la segunda elección del último draft. Y no es para menos, conseguir un rating perfecto en su primer partido como quarterback en la NFL es un lujo al alcance de muy pocos. Pero semejante fogonazo ha oscurecido otros méritos del equipo de Nashville. Principalmente, el renacimiento de su juego de carrera.
No es que sus estadísticas fueran desastrosas en 2014. Tennessee cerró la temporada pasada con una media de algo más de4 yardas por cada carrera que intentaron. No es que fuera un gran lujo, pero sí lo suficiente como para instalarse cómodamente en la mitad del escalafón dela NFL en dicha estadística, crucial para medir la efectividad del juego de carrera.
Pero era bastante obvio que los propios entrenadores de los Titans no tenían demasiada confianza en sus running backs. Apenas les dieron 22 snaps por partido, la cuarta cifra más baja de toda la NFL, y diez intentos menos que a sus quarterbacks. Una distribución sorprendente de los snaps teniendo en cuenta que al mando del ataque tuvieron a dos jugadores muy por debajo de la media de la liga: Jake Locker y Zach Mettenberger. Y que se tradujo en una media de apenas90 yardas por partido, muy abajo en el ranking dela NFL.
Pero el pasado domingo todo esto cambió. Ken Whisenhunt le dio la vuelta a la estrategia del partido y donde el pase era la tónica habitual, ahora la carrera dominó el playcalling: 32 jugadas a la carrera y apenas 16 de pase. No sólo eso, sino que ayudados por una línea de ataque que, en contra de las previsiones, funcionó razonablemente bien, el grupo de running backs de Tennessee para este año – Bishop Sankey, Terrance West y Dexter McCluster– acumuló yardas a placer. Entre los tres, y descontando las cinco carreras que intentaron los quarterbacks, sumaron123 yardas en 27 intentos, a un ritmo más que respetable de4,5 yardas por intento.
Ojo con los espejismos, eso sí. Hay todo tipo de señales que indican que estas esperanzadoras cifras pueden ser nada más que eso, un espejismo. La primera, que afecta al paycalling, es que los Titans se vieron muy por encima en el marcador en muy pocos minutos. Esto invita naturalmente al conservadurismo y a matar tiempo de juego usando la carrera. Si los Titans se vieran en el lado contrario de un marcador abultado, Whisenhunt podría verse obligado a recurrir al pase con mucha más frecuencia.
La segunda señal es, obviamente, que el equipo rival el pasado domingo fueron los Tampa Bay Buccaneers. No es un equipo con demasiadas fortalezas, y si tiene una quizá debería ser su front seven, pero en el primer partido de la temporada la defensa estuvo sencillamente desaparecida. Nadie sabe si los Titans podrán mantener el ritmo ante rivales mejor preparados.
Y la tercera señal, relacionada íntimamente con la anterior, es el buen funcionamiento de la línea de ataque, sin duda una de las grandes debilidades de los Titans la temporada pasada. Quizá estemos ante uno de esos casos de “addition by substraction” que tanto gustan en Estados Unidos, y la salida del decepcionante Andy Levitre insufle nuevos bríos a la línea. Una línea que, eso sí, el año pasado fue sólo mediocre (y no terrible, según Football Outsiders fue la número 17 de las 32 dela NFL) a la hora de abrir espacios para la carrera.
De todos modos, y hasta que la segunda jornada mate los últimos rescoldos del overreaction Monday, hay esperanza en Nashville. Si hay algo que siempre juega a favor de un quarterback joven, eso es un buen juego de carrera que le ayude a reducir sus responsabilidades. Será raro ver a Mariota lanzar tan poco como el pasado domingo, pero si su media de intentos no alcanza los 25 pases por partido, las probabilidades de que cometa errores como los que sí se le vieron a Jameis Winston se reducen exponencialmente. Y, por supuesto, la única forma en la que un equipo con talento escaso y limitado como los Titans puede ganar partidos es manteniendo marcadores muy igualados. ¿La mejor forma de hacerlo? Que haya muy pocas anotaciones, lo que habitualmente se consigue con drives muy largos, que consuman mucho reloj, y que generalmente se basan en el juego de carrera.
Que nadie espere a unos Titans peleando por los playoffs. Pero si el juego de carrera mantiene el ritmo del primer partido, la temporada quizá sea más positiva de lo que muchos pensaron en un principio.