La primera jornada de NFL pone del revés la AFC Norte
Me encanta el “lunes de sobrerreacción”, como lo ha definido nuestro compañero Pepe Rodríguez. Se puede escribir, entre signos de admiración, cualquier titular que se nos ocurra, por disparatado o excesivo que sea, y parecer creíble. Es la consecuencia lógica de tan largo periodo de abstinencia. El ansia de football nos lleva a magnificar situaciones que en condiciones normales apenas llegarían a la categoría de anécdotas. Sin embargo, no debemos olvidar que la primera jornada de temporada regular es más bien la quinta de pretemporada. Los equipos están aún en periodo de rodaje, y poco se van a parecer, para lo bueno o para lo malo, a la imagen real que presentarán conforme avance la temporada. No nos dejemos engañar por las primeras impresiones. Pero tampoco cometamos el error de obviarlas. Si algo funciona mal, es ahora que aún hay tiempo para rectificar cuando se debe empezar a corregir.
La de los Steelers fue una derrota telegrafiada. Y no porque nuevamente se pusiera en entredicho el sistema de comunicación entre los entrenadores visitantes al Gillette Stadium, sino en el sentido de que estaba prácticamente anunciada. Pocas opciones tenían de sobrevivir los acereros a un desplazamiento al que acudían con muchas e importantes bajas entre lesionados y sancionados. Pero sobre todo, en un ambiente tan hostil, con los Patriots en general, y Brady en particular, deseosos de descargar su ira contra el desafortunado de turno. Que la secundaria steeler sería un coladero, lo estábamos viendo venir (esos errores de marcaje….). Que su línea ofensiva iba a sufrir por el centro también se había anticipado en AS (esas infructuosas posesiones en goal-line…). Sin embargo, pese a estas conocidas limitaciones que llevará un tiempo enderezar, la ofensiva no respondió del todo mal al desafío, y de no ser por los fallos del kicker, o si Heyward-Bay calzase un par de números menos, el resultado hubiese estado mucho más reñido. Este conjunto está diseñado para vivir de su ataque, y no conoceremos su verdadero potencial hasta que recuperen a los ausentes.
En su visita a Meadowlands, los Browns no sólo perdieron el encuentro contra los Jets sino también a su QB titular. McCown estaba haciendo un buen partido, hasta que en un alarde de valor, tan heroico como imprudente, se lanzó en plancha para anotar un TD, con el fatal desenlace de perder el balón y casi la cabeza. La consecuente conmoción cerebral dio paso al debut de Johnny Manziel antes de lo que cualquiera, incluso él mismo, podíamos esperar.
No empezó nada mal, con un pase de TD en su segundo lanzamiento, en 3ª y 19. Pero poco a poco se fue apagando su estrella, y pasó de desaprovechar ocasiones para incrementar la ventaja de Cleveland, a caer por una espiral descendente de intercepciones y fumbles. Aún tiene un largo camino por recorrer para establecerse en la NFL, y deberá acelerar los plazos si, como todo apunta, será titular el próximo domingo. Pero más que el joven QB, el resto del equipo también debe tomarse esta semana de reflexión y mejora. En especial la defensa, que volvió a demostrar una extrema endeblez en su front-seven, cediendo excesivas yardas de carrera a los runningbacks verdiblancos, y cuyo inexistente pass-rush permitió a Fitzpatrick disponer del tiempo necesario para encontrar desmarcados a sus receptores.
Los Bengals fueron los grandes beneficiados de la división. También es cierto que su emparejamiento era el que menos complicaciones ofrecía. En un partido muy bronco, con continuos rifirrafes entre los jugadores, la veteranía y calidad de los atigrados se acabó imponiendo. La defensa bengalí recuperó sensaciones perdidas con el regreso de Michael Johnson y la aparente completa rehabilitación de Geno Atkins.
En ataque, la conexión Dalton-Eifert resultó letal, pero la victoria la consolidaron los runningbacks Hill y Bernard. Cincy jugó un football sobrio y efectivo, puede que sin generar grandes jugadas, pero también sin concederlas. El tipo de juego que te permite seguir compitiendo en Enero. Ahora le tocará luchar contra uno de sus mayores enemigos: el exceso de confianza. Quizá el del pasado domingo fuera el contrincante más asequible que le deparará el calendario, al que probablemente también derrotarán el resto de rivales divisionales, así que lo mejor que pueden hacer es pensar que ese encuentro nunca tuvo lugar, y preparar la complicada visita de los Chargers como si partiesen de cero.
Los Ravens cayeron en Denver en un partido jugado a una intensidad propia de playoffs. Pero es una derrota que podría entrar en los pronósticos. Con lo que no se contaba era con perder para el resto del año a Terrell Suggs, auténtico alma de la defensa. La formidable plantilla córvida está preparada para hacer frente a casi cualquier baja en el terreno de juego, pero ésta va a costar reemplazarla en el anímico.
El domingo, la defensa aguantó bravamente a la siempre peligrosa ofensiva de Manning hasta el último cuarto, en el que agotada, no pudo impedir el drive interminable de los Broncos que prácticamente selló el duelo. Está claro que necesita más ayuda de un ataque que desde la llegada de Trestman parece atascado. La incapacidad para mover con soltura el balón, bien por falta de efectivos o por una estrategia equivocada, les está pasando factura en todos los frentes. Quizá no sería mala idea replantearse la idoneidad de esta filosofía, al menos hasta que las jóvenes promesas, el TE Max Williams y el WR Perriman, estén más asentados en la competición. Todavía queda mucha liga, y ya sabemos que tradicionalmente éste es un equipo que suele ir de menos a más.