Marcus Mariota se sale, pero en su día también lo hizo RG3
Los números, en este caso, sí que lo explican todo: 13 pases completados de 16 intentados, 81,25% de efectividad, 209 yardas totales, cuatro touch downs y cero intercepciones, un QB Rating de 158,3, es decir, perfecto. Marcus Mariota debutó en la NFL con una actuación descomunal que tiene a la afición de los Tennessee Titans salivando de pura alegría y al resto de la NFL entre asustada y excitada por el futuro que se atisba para el chaval y para la franquicia.
Bien. Siento ser un aguafiestas pero hay varias cosas a puntualizar en la explosión Mariota.
El 9 de septiembre del año 2012 los Washington Redskins jugaban contra los New Orleans Saints. Sobre el campo, el flamante número dos del draft de aquel año y tipo llamado a ser el salvador de la franquicia capitalina, el gran líder, el futuro. El tipo, inmensa estrella universitaria, galardonado con el Heisman Trophy (premio que se da al mejor del año, que también consiguió Mariota), se llamaba Robert Griffin III y sus números aquella noche también causaron el mismo asombro, las mismas exclamaciones, la misma ilusión, el mismo miedo: 320 yardas, con dos TDs y cero intercepciones.
Viajemos ahora a 1983, a Pittsburgh. Es el 4 de septiembre y la primera elección del draft debutaba con su equipo, los Denver Broncos. Completó un pase de ocho intentados. Otro de esos pases acabó en intercepción. Es difícil imaginar un comienzo peor. Aquel QB se llamaba, se llama, John Elway.
Lo que quiero aportar con estas dos historias es perspectiva. No trato de calificar a Mariota ni como uno ni como otro de los ejemplos anteriores, probablemente dos casos extremos de fracaso y éxito a los que no tiene por qué llegar Marcus pues en el medio de ambos hay una infinitud de carreras dignas, incluso legendarias. Pero sí dejar claro que el comienzo no significa gran cosa en la carrera de un jugador de la NFL.
Y más añadiendo el contexto preciso de lo que vimos ayer que no es, ni más ni menos, que una defensa, la de los Tampa Bay Buccaneers, que abdicó del partido en cuanto vio que su ataque había decidido no acudir al partido, y un plan de partido diseñado por Ken Wishenhunt, entrenador de los Titans, para que Mariota se sintiese cómodo.
Lo digo como algo muy positivo, por supuesto. El QB brilló en Oregon en un esquema muy definido, de pocas lecturas y campo muy abierto, y su entrenador en Tennessee ha preferido no complicarle la vida de inicio. Por eso rara vez se le vio pasar en profundo y por eso el peso del juego de carrera, incluso desde la posición de shotgun o pistol, fue más que notable.
Pero eso mismo no deja de ser insostenible en el tiempo. Para triunfar en la NFL hace falta dominar el pocket en los momentos duros y sacar adelante terceros y largo con lecturas de rutas de receptores y balones puestos con precisión en una pequeña ventana dejada por los jugadores de la secundaria. Es absolutamente imprescindible. Eso que nunca aprendió a hacer RG3 y que dominó como un absoluto maestro John Elway.
Mucho le queda a Marcus Mariota para tener esa habilidad, así que paremos los caballos desbocados de las expectativas imposibles y pongamos en el sitio que corresponde la actuación de ayer del tímido chico de Hawaii: impresionante, magnífica... ahora, a seguir trabajando sin descanso. Se lo agradecerán en Tennessee y se lo agradeceremos todos los fans de la NFL.