Denver Broncos
Peyton Manning no siente los dedos de la mano de lanzar
El quarterback de los Broncos hizo unas declaraciones que hizo públicas Peter King en las que afirmó que desde sus operaciones de cuello no siente las yemas de los dedos.
La noticia saltó en el tradicional artículo de Peter King de este lunes en TheMMQB. Peyton Manning declaró el jueves pasado que desde que en 2011 fue operado en varias ocasiones para solucionar sus problemas en el cuello, ha perdido la sensibilidad en las yemas de los dedos. “No puedo sentir nada en las yemas”. “Es de locos. He hablado recientemente con un medico que me ha dicho que no tenga esperanzas de que volveré a sentirlas”. Según cuenta el jugador, otro doctor le dijo que la sensibilidad podría volver en cualquier momento y que cualquier mañana podría levantarse con el problema resuelto. “Así que me he levantado cada mañana pensando ¡hoy es el día!, pero nunca lo era”.
Además de esa historia, que ha dejado boquiabiertos a todos los aficionados, Peter King cuenta que el bajón de temporada de Peyton Manning en 2014 se debe, también según palabras del jugador, a un virus estomacal que le pegó su hija y que le atacó violentamente en la noche previa al partido contra los Chargers de la semana 14, que pasó entera vomitando. Eso le produjo una deshidratación que le afectó durante el partido, y que se convirtió en el punto de partida de una serie de lesiones musculares que terminó arrastrando el resto del año. Ahora ha cambiado la preparación y la dieta.
Todos los aficionados llevamos tres años preguntándonos por qué Peyton juega la mayor parte de sus partidos con guantes. No importa si se encuentra a 20º bajo cero o en una parrilla incendiada bajo un sol de justicia. Ya tenemos la explicación. Los necesita para mejorar su agarre.
Lo más curioso es que la falta de sensibilidad no ha afectado a los números del jugador, en estos tres años han sido incluso mejores que durante su carrera anterior, si exceptuamos el último mes y medio de la temporada pasada. Incluso en estos días en el training camp de los Broncos, sus entrenadores hablan de que su ‘zip’ es mejor que nunca.
Cuando hablamos de ‘zip’, nos referimos al control del lanzamiento que tiene el jugador. Su capacidad para lanzar el balón con potencia y hacerlo girar correctamente. Para ponerlo a la velocidad debida y en el sitio elegido.
También es cierto que durante los training Camps cualquier jugador de la NFL está mejor que nunca por decreto, así que tampoco es un dato esclarecedor.
Creo que esta información merece ser matizada, y todos esperamos que esta aclaración llegue cuanto antes. Si la sensibilidad normal de una persona es cien, y la que tiene la mano de un tetrapléjico es cero, ¿dónde están las yemas de los dedos de Manning? ¿En el cero? ¿En el 20%? ¿No siente nada de nada o sufre el molesto cosquilleo que todos hemos vivido en alguna ocasión cuando decimos que se nos ‘ha dormido’ una mano o una pierna?
Por tanto, si la historia es cierta y sin matices, y Peyton Manning está jugando a un nivel sobresaliente desde hace tres años sujetando el balón con unos dedos sin sensibilidad en absoluto, la leyenda del jugador debe alcanzar niveles inéditos, porque cada uno de sus lanzamientos se convierte automáticamente en un milagro.
La cuestión es que, en los últimos partidos, Manning podía arrastrar las secuelas de un virus estomacal y de una deshidratación grave con implicaciones musculares, pero su decadencia física parece demasiado profunda para achacarla solo a eso, o a una presunta lesión bastante indeterminada, como se dijo en ese momento. Además, más allá del estado de forma, lo que vimos fue un jugador incapaz de lanzar el balón con ‘zip’, de ponerlo en el sitio correcto con potencia. Desconcertado por su falta de puntería.
No es el momento de dudar de Peyton Manning, y menos con el ejemplo de superación que está dando en los últimos años de su carrera, pero tiene por delante un año muy complicado en el que demostrar que lo vivido al finales de 2014 y principios de 2015 es la consecuencia de unos problemas puntuales y resolubles, y no de una decadencia inevitable que se intenta diluir bajo un par de sucesos concretos.
Ojala todos veamos un año más al mejor Manning campando a sus anchas sobre la parrilla de un campo de football americano, y más si lo hace con una mano que no siente el agarre del balón. Un aliciente más para la temporada que comienza.