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LOCOS POR LA NFL

Syd Davy: El hombre que abrazaba a Moss

Si existiese un Salón de Fama para aficionados, él entraría de cabeza. Lo suyo con Randy Moss es quizá la mayor compenetración vista entre deportista y fan.

Syd Davy es el mayor aficionado de los Minnesota Vikings.

En el día a día, Syd Davy es otro canadiense más, con el mismo carácter apacible por el que se conoce a muchos de sus compatriotas. De Winnipeg, este maquinista ferroviario de profesión vive una vida discreta en los días de semana y la offseason dela NFL. Pero todo eso cambia entre viernes y sábado, cuando experimenta una metamorfosis y pone rumbo a Minnesota.

Es habitual ver a aficionados recorrer largas distancias para ver a sus equipos. Al fin y al cabo, sólo hay 32 equipos para satisfacer a los 50 vastos estados de EE UU. Pero muy pocos cruzan fronteras y recorren los 1.600 kilómetrosentre ida y vuelta que separan Winnipeg y Minnesota. Y eso hacen Syd y su mujer, Susan, al menos ocho veces por temporada para ver a sus amados Vikings.

La devoción de Syd por los Vikings empezó en 1967, cuando apenas tenía nueve años. En aquel año, Bud Grant, el ídolo de su niñez, cambió el banquillo de los Winnipeg Blue Bombers de la CFLpara el de los Vikings en la NFL y empezó una larga y gloriosa época en Minnesota.

En 1986, Syd y su mujer Susan consiguieron abonos de los Vikings y es entonces cuando empezaron a acudir a casi todos los partidos. Siete años más tarde, nacería un superhéroe púrpura.

En el día de Halloween de 1993, el aficionado canadiense creó un conjunto que terminaría siendo su alter ego y le haría uno de los hinchas más emblemáticos de la NFL: 100% Cheese-Free (100% sin queso, en referencia a la rivalidad vikinga con los Packers).

Syd se presentó al estadio adornado con una cota de malla, un cinturón de lucha libre, un casco vikingo con trenzas amarillas y la cara pintada. Y lo que él imaginó como algo puntual para Halloween terminaría siendo, debido al gran recibimiento de los demás aficionados, un ritual sagrado.

La dedicación mostrada por Syd y su mujer a los Vikings ya es digna de ser documentada. Pero hay algo que convierte en su historia en algo casi extraterrestre dentro del mundo del deporte.

Con Moss (1998-2004 y 2010) y Cris Carter (1990-2001), Syd Davy tuvo el lujo de ver en persona a dos legendarios receptores. Aunque este primero sería el que le convertiría en uno de los aficionados más emblemáticos dela NFL.

El primer abrazo

15 de noviembre de 1998, los Vikings reciben a los Bengals en el Metrodome y Randall Cunningham lanza un obús de 61 yardas hacia Randy Moss. El receptor de los Vikings, como tantas veces hizo, atrapa el balón y mira hacia la grada. Ahí está 100% Cheese-Free, haciéndole un gesto de ‘ven aquí’ con los brazos. El 84 saltó como un misil hacia el superfan vikingo y este le sostuvo con un abrazo de unos diez segundos. A la distancia, se podía escuchar a Cris Caster decir: “Vamos, hombre. ¡Devuélvenoslo!”.

Lo que Syd se imaginaba que sería algo puntual se convirtió después en tradición. Y abrazo tras abrazo, los números respaldaban al aficionado de los Vikings como un amuleto de la suerte: cada abrazo suyo significaba una victoria local.

Los abrazos tomaban todo tipo de formas: cortos, duraderos, en perfecta sintonía o con dificultades imprevistas. Los hubo hasta peligrosos. En una ocasión, Moss le abrió el tabique con el impacto de su casco y, en otra, su mujer Susan sufrió un codazo en el ojo y consecuente moratón.

El traspaso de Moss a los Raiders en 2005 y Patriots en 2007 supuso un varapalo para la afición de los Vikings. Para Syd también, por supuesto, aunque abriría la puerta para un momento mágico.

Hasta en Foxboro

En 2008, el hincha vikingo recibió una llamada de los Patriots: “Syd, Randy ha pedido que te invitemos a un partido en Foxboro. ¿Puedes venir?”. Por primera vez, los Davy no tuvieron que hacer carretera para ver a Randy Moss. Los Pats les pagaron el vuelo y la estancia en Massachusetts. Y en un Patriots-Broncos, entre las masas de aficionados patriotas, destacaba un vikingo con casco, manga corta y la cara pintada de violeta.

Randy Moss estaba preocupado porque tras la temporada regular invicta de 2007, los Patriots habían perdido dos de los primeros cinco partidos de 2008. Esto le hizo extender la invitación a Syd, su amuleto de la suerte. Y vaya si funcionó…

Moss marcó dos touchdowns en aquel partido. Tras el primero, no le hizo falta buscar a su amigo. Ya le tenía localizado. Los fotógrafos y las cámaras se volvieron locos con la imagen: Moss abrazando a 100% Sin-Queso en Foxboro.

Randy Moss será candidato al Salón de Fama a partir de 2018 y es obvio que entrará. La única duda es si le harán un busto o un estatuilla en la que salga abrazando a Syd.