QUARTERBACKS SUPLENTES
El casi desaparecido lujo de los QB’s sustitutos
A diferencia de los años 70, 80 y 90, son pocos los pasadores de segundo equipo que ofrecen estabilidad y confianza a sus respectivos equipos.
Lejos están las épocas en que la mención del nombre de un quarterback suplente ofrecía seguridad a los staffs de coaches y aficionados de los equipos que disfrutaron de ese lujo.
De hecho, calificarlo como “lujo” quizá se quede corto, pues son realmente pocos los pasadores de segundo equipo confiables en caso de emergencia o que, al tener la oportunidad, brillaron como titulares.
Actualmente, tal parece que mientras más establecidos, prolíficos y exitosos son los quarterbacks titulares, menos cobijo tienen en la banca.
Tal es el caso de Peyton Manning en Denver, de Aaron Rodgers en Green Bay o de Tom Brady en Nueva Inglaterra, y en el caso de los Patriotas, en algún punto de la próxima temporada, Jimmy Garoppolo tendrá que entrar al quite si Brady no gana en la corte la apelación que interpuso por su suspensión.
Manning tiene atrás de él a Brock Osweiller, quien ha jugado en 13 partidos, pero ninguno como titular, al igual que Garoppolo, y en Green Bay, en caso de que Rodgers no juegue, los Empacadores cuentan con Scott Tolzien, quien en cuatro años en la NFL ha participado en tres juegos, dos como titular y con un triunfo en ellos.
Ninguno de estos nombres le llega a los talones al de pasadores de los años 1970, 1980 0 1990 que, como sustitutos, ayudaron a sus equipos a mantener su nivel o, al menos, a no bajarlo drásticamente.
Y para prueba, varios botones. Frank Reich fue suplente de Jim Kelly en Búfalo y fue el protagonista del regreso más grande en la historia de la NFL, aquél en el que los Bills vencieron 41-38 a los Petroleros de Houston tras ir abajo por 32 puntos (35-3) en el tercer cuarto.
Steve Young fue suplente de un tal Joe Montana en San Francisco y cuando los 49’s le dieron la oportunidad de tomar el puesto titular, los llevó a ganar un Súper Tazón.
A inicios de los años 1980, Jim Plunkett guió a los Raiders de Oakland a ganar títulos de Súper Tazón tras esperar su oportunidad en la banca.
Don Strock trabajó en Miami atrás de figuras como Bob Griese y Dan Marino y Steve DeBerg estuvo algunos años atrás de John Elway en Denver y antes de Montana en San Francisco, y ambos siempre dieron confianza de sacar adelante a sus equipos cuando se requiriera.
Los que actualmente duermen tranquilos en caso de una emergencia son los Potros de Indianápolis y Cuervos de Baltimore.
De no contar con Andrew Luck, los Potros tienen en Matt Hasselbeck a un quarterback probado y experimentado. En 16 años, el más reciente ya con los Potros, Hasselbeck ha jugado un Súper Tazón (con Seattle), participado en 152 juegos, todos como titular, con marca positiva de 80-72.
Si en Baltimore se debe prescindir de Flacco, Matt Schaub entraría al quite con una carga de experiencia de 139 juegos, 90 como titular y marca de 46-44.
Quizá Seattle también tenga ventaja en ese sentido si se considera que Tarvaris Jackson, suplente de Russell Wilson, tiene marca de 17-17 como titular en nueve años en la NFL y experiencia en Playoffs, aunque con derrota en su único partido como titular en esa instancia.
En algunos casos, no sólo se trata de tener a un quarterback suplente competente sino también que se ajuste a un sistema creado casi en exclusiva para el titular, como en Carolina.
Si las Panteras llegan a perder por alguna razón a Cam Newton, sería Derek Anderson, con marca de 20-25 en nueve años en la NFL, quien tomaría las riendas de una ofensiva acostumbrada a flanquear a un pasador más ágil y veloz.
Situaciones como estas le han dado a varios pasadores la etiqueta de indispensables, como sucede en Nueva Orleáns con Drew Brees, quien tiene como suplente a Luke McCown; en San Diego con Philip Rivers, quien tiene atrás de él a Kellen Clemens, en Nueva York con Eli Manning y Ryan Nassib, en Dallas con Tony Romo y Brandon Weeden o en San Francisco con Colin Kaepernick y Blaine Gabbert.
Las proyecciones al inicio de la pretemportada se hacen con la idea de que nada salga mal y todas las piezas se mantengan en su lugar durante 17 semanas físicamente demandantes.
Recurrir al quarterback de segundo equipo no es algo que se tenga planeado, pero de ser necesario, estos pasadores deben estar listos para sacar adelante a sus equipos y, quizá, impulsarse a una carrera más exitosa.
Al final de cuentas, alguna cualidad han de tener para jugar para en la NFL.