Una vida increíble
Herschel Walker: de la NFL a jugarse la vida a la ruleta rusa
El jueves 18 de junio, Herschel Walker, ganador del trofeo Heisman y corredor de la NFL durante 13 años confirmó lo que ya era un secreto a voces: ha jugado a la ruleta rusa.
(El jueves 18 de junio de 2015, hace unas pocas horas, Herschel Walker confirmó en una aparición en el programa ‘ESPN’s Highly Questionable’ lo que ya era un secreto a voces: ha jugado más de una vez a la ruleta rusa. En el programa también se refirió a su salud mental, un problema que arrastra de nacimiento. El 13 de octubre de 2001 Dani Hidalgo publicó en Zona Roja, blog de NFL de AS, un artículo contando la vida de un jugador cuya historia merece la pena conocer y ha recuperado actualidad por sus declaraciones).
Herschel Walker nació el 3 de marzo de 1962 en el pueblo de Wrightsville, Georgia. Creció siendo uno de siete hermanos en una familia de clase trabajadora. Sus padres apenas estaban en casa y sólo pasaban tiempo con sus hijos los fines de semana. Cuando Herschel tenía siete años, era uno de los niños más gordos de su colegio, sólo salía de casa para ir a clase y sus padres se empezaron a preocupar por él: “Hijo, ¿qué quieres ser de mayor?”. “Un espectador de televisión”, contestaba. Él explica que su amor por la comida, el hecho que sus compañeros le atormentaran y su pasión por la tele fueron lo que acabarían formando su futuro, para bien y para mal.
El pequeño Herschel lo pasaba fatal en el colegio por el acoso de sus compañeros. Tartamudeaba mucho y el trauma que su infancia le supuso le creó la enfermedad de Trastorno de identidad disociativo (llamémoslo TID, volveremos a este tema más adelante). Mientras tanto, su padre sólo encontraba una solución a su obesidad y su falta de ambición: “Hijo, prohibido ver la tele si no haces ejercicio durante todas las pausas de publicidad”. Herschel aceptó y, como haría siempre durante el resto de su vida, empujó los límites al máximo: empezó haciendo 20 lagartijas y 100 abdominales a diario hasta convertirlos en 1.500 y 3.500, respectivamente, una rutina que práctica religiosamente hasta hoy en día con 49 años de edad.
[Tras leer esas cifras escandalosas (pero ciertas, dicen), dejemos que pase un tiempo hasta que vuelvan a desaparecer nuestras inseguridades propias relacionadas al gimnasio y al deporte.Okay...]
Cuando Herschel empezó el instituto ya estaba hecho un titán y venció su tartamudez leyendo libros a voz alta delante de un espejo. Vencer este problema y ver su nueva figura musculosa le ayudó a vencer sus problemas sociales. Herschel se unió al equipo de football de su instituto, los Trojans de Johnson County High School, y ayudó al equipo lograr su primer campeonato de estado corriendo 3.167 yardas en una temporada. El ex gordito adicto a la tele también venció su timidez y se graduó del instituto con máximos honores.
Tener tantos méritos hizo que Walker lograse una beca a la Universidad de Georgia. Como Bulldog, Herschel logró ser All-American en tres ocasiones y ganar el trofeo Heisman (máximo honor para un jugador universitario). Hasta hoy en día, sigue siendo el único jugador a acabar top-3 en las votaciones del Heisman tres años consecutivos. Herschel Walker ya había alcanzado la cima a nivel universitario y, viendo que la NFL le obligaba a estar cuatro años en la universidad, optó por jugar en la USFL en 1983, una liga fundada en 1982 que operaba durante el off-season de la NFL y terminaría por desaparecer en 1987. Aprovechando que no había requerimiento de años universitarios, Herschel pasó a jugar directamente en la USFL, donde terminaría amasando 5.562 yardas. En 1985, sospechando que la USFL duraría poco tiempo, los Cowboys draftearon a Walker en la quinta ronda. En 1986, ya formaba parte de la franquicia de Dallas y en sólo tres años se ganaría apariciones en el Pro Bowl de 1987 y el de 1988.
El último párrafo tiene interés porque ha sido clave en formar el transcurso de la NFL durante las últimas décadas: el HWT (Herschel Walker Trade). El traspaso de Walker en 1989 sigue siendo considerado como el ‘trade’ de mayor impacto de la historia de la NFL. Es el orgullo de todos los aficionados de los Cowboys que lo recuerdan y la pesadilla del de los Vikings (y ya que estamos, Redskins). Los Cowboys traspasaron a Herschel Walker por la friolera de cinco jugadores de los Vikings (LB Jesse Solomon, DB Issiac Holt, RB Darrin Nelson, LB David Howard y DE Alex Stewart) y cinco elecciones en el draft que los Cowboys usarían más que acertadamente (Emmitt Smith, Russell Maryland, Kevin Smith, y Darren Woodson). Si los hinchas de los Cowboys quieren agradecer su época dorada en los años noventa, pueden empezar por agradecer al HWT. En cambio, los Vikings deben hacer lo contrario, ya que Walker no llegó a las mil yardas en ninguna de sus temporadas en Minnesota y dos años más tarde ficharía por los Eagles. Después, fue traspasado un año a los Giants y terminaría su carrera en 1997 donde la empezó, los Cowboys. Sigue siendo el único jugador de la historia en sumar más de 4.000 yardas corriendo, recibiendo y retornando. De hecho, a no ser por sus años en la USFL, sería el quinto runningback de la historia con más yardas. En 1999, fue introducido en el Hall of Fame universitario de la NCAA.
Lo cierto es que con todo lo contado hasta ahora se podría haber concluido el artículo, pero la magia de la vida de Herschel Walker es que va mucho más allá de los registros y lo logrado sobre los terrenos de juego. Al sufrir los traumas de su niñez, Herschel creó un mecanismo de defensa en su cabeza para afrontarlos. Este mecanismo se trataba de distintas personalidades que se activaban en diferentes momentos y reconfortaban al pequeño Herschel. Estas doce personalidades ficticias cogieron forma y fuerza con los años y le han acompañado durante las últimas cuatro décadas, pero no ha tomado una sola pastilla en su vida para remediarlo. TID no es lo que tenía Edward Norton en Fight Club, ya que no hablamos de esquizofrenia. Es, por ejemplo, lo que retrata la serie ‘The United States of Tara’ (que bajo ningún concepto recomiendo) o la película de Jim Carrey 'Yo, yo mismo e Irene', aunque la seriedad es máxima ya que hay momentos en los que su condición ha estado a punto de quitarle la vida a él y a sus seres queridos. Para empezar, hay historias confirmadas de que Herschel Walker, mientras era Cowboy, jugó a la ruleta rusa hasta en dos ocasiones. El destino o una fuerza superior siempre evitó que la bala le volara los sesos y hoy Walker es un cristiano renacido. El TID también le costó a Walker el amor de su vida. Tras 18 años casados, su mujer le exigió el divorcio. Cindy, su amor universitario, se cansó de vivir con Walker. La gota que colmó el vaso fue despertarse una noche con su marido amenazando de cortarle la yugular con una cuchilla de afeitar y, 10 segundos más tarde, preocupándose por ella y preguntando lo que le había pasado.
Estas eran sólo algunas de las doce personalidades de Herschel. Una de ellas, la que recuerda ser galardonado con el trofeo Heisman, ya no aparece y, a consecuencia, él no recuerda haberlo ganado. En entrevistas recientes dice que cree que es porque nunca le hizo ilusión ganarlo. Tampoco recuerda haber cogido un arma en su vida y, por el incidente de la ruleta rusa, vemos que es algo que estuvo a punto de costarle la vida. Herschel le pone nombres a sus diferentes personalidades, al menos a las que recuerda. La que entraba en acción cuando jugaba al football era ‘The General’, y la describe como un “matón competitivo”. Salvo las nocivas, los resultados demuestran que las personalidades de Walker eran productivas y no se limitaban sólo a ser una estrella del football. En 1988, mientras seguía siendo un Cowboy, bailó en el prestigioso Ballet de Fort Worth. Más tarde, intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos y rozó el tiempo requerido para representar a EE UU en el relevo 4x4 de 100 metros (los hizo en 10,22 segundos). Y si no era suficiente, probó suerte y pasó con éxito las pruebas de acceso para bobsleigh de dos personas para los JJ OO de invierno de 1992 de Albertville (terminó séptimo, a cuatro puestos del podio). Hoy en día, Walker se mantiene en forma y es profesional en artes marciales mixtas (MMA).
Una de sus personalidades, aún no sabemos cual, se ha propuesto la meta de volver a la NFL: “Quiero ser el George Foreman del football. En su día dije que me gustaría volver a la liga con cincuenta años. A mis 49 años soy un deportista mucho más dotado que cuando estaba en mi veintena y, siendo así, no hay razón por la que no pueda volver. Eso sí, sólo jugaría en Minnesota o Atlanta, que es como casa para mí”. Teniendo en cuenta todo lo que ha conseguido y sigue logrando en su vida, estas palabras de Walker tienen más credibilidad para mí que las de Tiki Barber cuando quiso volver con 36 años. ‘The General’, si estás ahí dentro, ha llegado de nuevo tu hora...