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BALONMANO | FINAL FOUR

Saric lleva al Barça a la final ante el españolizado Veszprem

Su entrada al final dejó sin respuesta al Kielce de Dujsebaev (33-28). El Vezsprem de Ortega, Chema, Ugalde y Nagy tumbó al Kiel (31-27).

Karabatic intenta un lanzamiento.
Karabatic intenta un lanzamiento. MARIUS BECKEREFE
EHFTV

Nueva final de la Champions para el Barcelona, que tras el fiasco en semifinales la pasada campaña, esta vez ha sido un equipo más solido ante un Kielce que le fue aguantando todos sus arreones, pero ya no pudo con el último, que coincidió con la entrada de Saric en el partido (60% de acierto). Contra ese muro se estrelló el equipo de Talant Dujsebaev, para perder 33-28 tras llevar muchos minutos el choque por el camino de la igualdad.

El Barça jugará la final (domingo, 18:00) contra el Vezsprem húngaro que dirige Carlos Antonio Ortega y que ganó al Kiel por 27-31 liderados por el exazulgrana Laszlo Nagy (7 goles) y con los Hispanos Chema Rodríguez y Cristian Ugalde en sus filas.

El Barcelona era favorito ante el Kielce, y eso era un hándicap, porque el Kielce se quitaba la presión y jugaba con menos necesidades. Con el 4-4, una doble inferioridad del Kielce permitía pensar que todo iba a ser coser y cantar, porque visto y no visto aquello estaba en 8-4. Pero el Kielce tiene ya el espíritu indomable de Dujsebaev, y no se vino abajo, poco a poco a remontar, y llegó con sólo dos goles de desventaja al descanso, pero con un final de primera parte extraño: Julen Aguinagalde se resentía de una lesión, y ya no volvería a jugar; y Karabatic acababa con dos exclusiones.

El Rutenka actual no es el de hace un tiempo. Su entrada fue casi testimonial. O sea, que tuvo que regresar Karabatic, pero sin dedicación defensiva, y por eso el Kielce, ahora con todo su juego en los bombarderos de la primera linea, comsiguió equilibrar el choque, e incluso tuvo ocasiones de voltear el marcador. Lo logró.

Con Karabatic (ocho) y Lazarov (siete), el Barcelona sumaba goles casi en cada ataque, pero sólo era una devolución de goles; por eso, cuando entró Saric, el Kielce se acabó: se estrelló sin remedio frente al subcampeón mundial con Qatar.