NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ESCÁNDALO DEFLATEGATE

Los Patriots se inflan y deciden ir a la guerra contra la NFL

New England crea una página web para refutar el informe Wells, al que tacha de incompleto, incorrecto y fuera de contexto.

Robert Kraft junto a las cuatro Super Bowls que ha ganado con sus Patriots.
Getty Images

"Las conclusiones del informe Wells son, en el mejor de los casos, incompletas, incorrectas y fuera de contexto". Así comienza el texto con el que se abre la web wellsreportcontext.com, creada por los New England Patriots para exponer su versión en todo el escándalo Deflategate. Y si algo queda claro de la lectura de dicha web es que el equipo de Robert Kraft ha decidido ir a la guerra contra la NFL en un contraataque que tiene pocos precedentes en la historia de la liga.

Que un equipo se lance a cuestionar, de forma tan abierta y directa, una investigación del órgano máximo de la competición es toda una declaración de intenciones que, a buen seguro, tiene a Roger Goodell, comisionado de la NFL, y los suyos preocupados, porque indica que los Patriots no van a aceptar la sanción sin más.

Los argumentos que usa New England son variopintos. Tratan de contrarrestar todo lo que dice el informe Wells de forma minuciosa y en unos casos suenan convincentes, pero en otros rozan el esperpento.

En el asunto principal, no obstante, son capaces de generar una duda razonable con una voz más que autorizada: Roderick McKinnon, premio Nobel de Química en el año 2003. McKinnon señala que la diferencia de presiones en los balones "puede ser explicada" por causas naturales y que el informa Wells está equivocado en lo que a las cuestiones físicas se refiere porque tiene datos insuficientes. En concreto, McKinnon señala que dado que las mediciones de los balones de los Patriots y los Colts no sólo se hicieron en momentos diferentes sino que usando dos aparatos de medida distintos, no es posible llegar a conclusiones óptimas con esos resultados. El premio Nobel es contundente: "La conclusión (a la que llega el informe Wells) de que las leyes físicas no pueden explicar las presiones (de los balones de los Patriots) es incorrecta".

No es un asunto en el que pueda opinar el común de los mortales, pero cuando un premio Nobel es tan categórico lo justo es cuestionar lo referido en el informe Wells.

También es de justicia señalar que los Patriots suenan convincentes cuando dicen que no existen pruebas incriminatorias directas contra Tom Brady y que sienten que toda la investigación parte de un prejuicio. Se basan en que David Gardi, vicepresidente de la NFL, les mandó una carta el día después del partido contra los Colts diciendo que habían encontrado evidencias de la manipulación de los balones cuando, según New England, estas evidencias parten del error de medición explicado por McKinnon, algo que nunca se reconsideró. De la misma forma, las sucesivas filtraciones a la prensa, que los Patriots achacan (con razón) a la NFL les sirve para considerarse un chivo expiatorio en este asunto y para sentir que las conclusiones estaban tomadas de antemano, en el mismo momento en el que los Colts pidieron que se tuviera ojo con los balones antes del partido.

Pero tras estos argumentos, el equipo de New England cae en explicaciones peregrinas que resultan muy poco beneficiosas para su causa. Dos de ellas son especialmente sonrojantes.

Primero, los Patriots explican que el sobrenombre "The Deflator" que Jim McNally, encargado de los balones, tenía era porque estaba gordo y quería adelgazar, y no porque se encargase de desinflar las pelotas. 

Segundo, el equipo dice que cuando McNally le dice a John Jastremski en un mensaje que no se preocupe, que "no va a ir a la ESPN" con el asunto no se refiere al desinflado de balones sino que no iba a contar a nadie que le estaba regalando zapatillas de deportes.

En ninguno de los dos casos la lógica se sostiene. Más aún cuando las explicaciones del equipo quieren mostrar a ambas personas como perseguidas injustamente por el informe Wells y, sin embargo, han sido suspendidas de empleo y sueldo por los propios Patriots.

De la misma forma, la página web intenta explicar las sucesivas e insistentes llamadas de Tom Brady a Jastremski tras estallar el escándalo como una forma de darle ánimos. Que no parece muy consistente con conversaciones largas, y numerosas, en tan sólo 48 horas.

El resultado final de la lectura de estas argumentaciones de los New England Patriots contra el informe Wells es que cada vez sabemos menos del asunto. Cuanto más nos explican menos claro parece todo. Y en ambos bandos hay una serie de incongruencias y sinsentidos que son calamitosos para la percepción de quien tiene razón.

La única verdad resplandeciente en todo este embrollo es que la NFL ha atizado con dureza a uno de sus hijos predilectos y estos, en vez de aceptar el sopapo, se están armando para devolver el golpe. Continuará.