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LA AFC NORTE DESDE DENTRO

El Draft es el día de los Reyes Magos para los fans de la NFL

Todos los equipos esperan esta noche con las mayores ilusiones y expectativas, pero unas veces se cumplen, otras pocas se exceden, pero en la mayoría toca conformarse.

Actualizado a
Los aficionados de Cleveland nunca pierden la esperanza.

Es un símil habitual comparar el evento del draft con la noche de los Reyes Magos. Como niños, los aficionados esperamos entusiasmados qué nos traerán sus mágicas majestades. Ya hace tiempo que enviamos por correo la carta con nuestras preferencias, pero qué hallaremos esa mañana sigue envuelto en el misterio. Unas veces, nos traían exactamente lo que habíamos pedido. Otras en cambio, nos debíamos conformar con una imitación barata del juguete que pretendíamos. Pero en otras, nos encontrábamos, ojipláticos y maravillados, con un regalo que ni imaginábamos podríamos obtener. Así es básicamente el draft de la NFL. Y lo mejor es que, como con los juguetes en la mañana de la Epifanía del Señor, también los clubes bajan al parque a presumir con sus amiguitos de los regalos recibidos. Sean cuales fueren, ese día ningún juguete es malo.

"Bud" Dupree, de los Kentucky Wildcats, la elección de los Pittsburgh Steelers en la primera ronda del draft.
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"Bud" Dupree, de los Kentucky Wildcats, la elección de los Pittsburgh Steelers en la primera ronda del draft.JONATHAN DANIELAFP

Y los primeros en bajar corriendo al parque, apenas sin desayunar, intuyo que serían los Steelers. Aún sin saber cómo, los Reyes hicieron su magia para conseguir que les llegase, contra todo pronóstico, justamente su juguete favorito: un outside linebacker. Nada menos que un “Bud” Dupree, la versión avanzada del Buzz Lightyear, un guardián de la galaxia que al momento se convirtió en la envidia de los otros niños del barrio. Unos niños que al instante comprendieron que iban a pasarlo mal para tratar de contener a tan poderosa fuerza del universo y salir victoriosos en las múltiples batallas siderales imaginarias que disputan en el parque.

También los Browns bajaron contentos al parque. A ellos no les habían traído uno, sino dos regalos sus majestades. Sin embargo, hubieran preferido un coche de carreras, un sable láser, o un avión teledirigido, y se encontraron con un juguete educativo. Que sí, son muy didácticos y necesarios para el buen crecimiento de los infantes pero, ¡cómo emocionarse con dos juegos de construcción! El DT Danny Shelton y el center Cameron Erving les van a venir genial para construir los cimientos del equipo. Puede que ahora mismo sientan defraudadas sus ilusiones juveniles, pero con el paso del tiempo, seguro que lo agradecerán.

¿A vosotros no os ha pasado que os han dado un juguete que os gusta tanto que del impulso por jugar con él, a los cinco minutos lo habíais roto? Esto es lo que les pasó a los Bengals. Tan felices estaban porque los Magos de Oriente les habían traído justo lo que habían pedido, un temible transformer Cedric Ogbuehi, que tanto puede jugar de left tackle como de right tackle e incluso guard, que al poco lo rompieron por la rodilla.

Cedric Ogbuehi sonríe con la camiseta de los Bengals al lado del NFL Commissioner Roger Goodell.
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Cedric Ogbuehi sonríe con la camiseta de los Bengals al lado del NFL Commissioner Roger Goodell.JONATHAN DANIELAFP

De poco consuelo sirven las palabras de nuestra madre: “no te preocupes cariño, que tu padre te lo arregla y ya podrás jugar con él mañana”. Lo que todos los niños quieren es salir esa mañana a dar envidia a los amiguitos con el juguete recibido. Al día siguiente hay colegio, ¡de qué valdrá entonces! Difícil comprender a tan corta edad, mientras nuestra madre nos seca las lágrimas y nos besa en la frente, que la vida es muy larga, y si bien no podremos jugar con él ahora, cuando esté arreglado, causará terror en las batallas del parque.

Por su parte los Ravens no pudieron bajar al parque. Baltimore ha estado malito estos días. Quizá por eso, los Tres Hombres Sabios (también Baltasar, aunque con cierto recelo) le trajeron el juguete más chulo de todo el barrio: un wide-receiver Breshad Perriman. Sin duda, su padre fue el promotor de cambiar la carta a última hora, ante la protesta de su madre, que sin duda hubiera preferido un DT Malcom Brown para fortalecer sus defensas. La inesperada sorpresa causó el efecto pretendido, y al niño se le olvidó su debilidad y en cuanto llegaron sus amiguitos salió de la cama para jugar con ellos. En el salón, por supuesto. “Aún no está para salir al parque”, decía su madre, que el fondo sospechaba que dicho juguete, aunque precedido de una enorme campaña publicitaria en televisión y buzoneo, quizá no sea en realidad tan bueno como dicen, y ya sabemos lo que les gusta criticar a las vecinas.