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DOPAJE

La Fiscalía de Valencia pide dos años de cárcel para Walter Viru

El exmédico del Kelme, presunto cabecilla en la Operación Grial, afronta, junto a nueve acusados más, penas de prisión y 81.000 euros por un delito contra la salud pública.

Walter Virú, el día de su detención en la Grial.

La Fiscalía de Valencia pide dos años de prisión para Walter Viru, exmédico del Kelme, como presunto cabecilla de la trama de dopaje destapada en la Operación Grial. La mujer de Viru, María, y dos de sus hijos, Juan y José, así como otros seis acusados (el exciclista Raúl Castaño, el técnico Vicente Natividad, Carlos Vázquez, Enrique Roca, Salvador Arrúe y José Ortega), se enfrentan a la misma pena de cárcel y a una multa de 81.000 euros por su participación en el suministro de sustancias prohibidas: testosterona, EPO, hormona del crecimiento o efedrina. Estos hechos constituyen un delito contra la salud pública. El diario Las Provincias tuvo acceso al escrito de calificación de la Fiscalía.

La Guardia Civil determinó que Viru atendía a sus clientes mediante envíos de productos a familiares o amigos, nunca al domicilio particular, o en su clínica, ubicada en la calle Linares de Valencia. Juan, uno de sus hijos, también se dedicaba a la distribución en una farmacia de Montserrat. Según las escuchas telefónicas, Viru y Paquillo Fernández se referían a las sustancias dopantes como “los potitos”. El marchador no fue arrestado, aunque su vivienda sí se registró durante la intervención policial de 2009. Paquillo recibió un castigo de dos años, pero nunca reconoció haber consumido la EPO que se encontró en su frigorífico. Entre las llamadas interceptadas, el facultativo indicaba a los suyos cómo eludir los análisis antidopaje y cómo emplear los productos.

Las pesquisas de la Guardia Civil no han logrado desvelar los nombres de todos los deportistas implicados en esta red, que se extendía fuera de la Comunidad Valenciana. Por ejemplo, hasta un corredor profesional francés, de iniciales G. P., recurrió a los servicios de Viru. En la Vuelta de 2009, el médico aprovechó la contrarreloj de Valencia para tratar a otro ciclista, el español J. A. L., justo antes de que se disputara. Javier Otxoa sería el paralímpico al que Vicente Natividad inyectaba hormona del crecimiento. De la corredora C. N. T. existen indicios de que Viru le mandó EPO y Tiroxina con una empresa de paquetería, y a la que pregunta si le envía “Retacrit, la nueva EPO que no da en los controles”.