Balonmano
Daniel Saric: “Yo no soy un mercenario por jugar con Qatar”
Saric, el único jugador de Qatar que no actúa en aquella liga, ha sido uno de los jugadores básicos en el grupo que logró la medalla de plata en el Mundial donde eran anfitriones.
—¿Jugar con Qatar en el Mundial ha sido la gran oportunidad de su vida?
—Deportivamente lo primero es el Barcelona, pero para mi carrera estar en un Mundial y ganar una medalla de selecciones es muy importante.
—¿Renunció a jugar con Bosnia pensando en Qatar?
—Jugué con Yugoslavia hasta 2007, y después con Bosnia, pero era muy difícil hacer planes de futuro y renuncié. En ese momento ni soñaba con Qatar.
—¿Le sorprendió que le llamase Valero Rivera?
—Sólo le conocía de haberle visto en partidos, y me sorprendió, pero me alegré de que pensase en mí como una pieza que podía ayudar al equipo que estaba formando.
—¿Por qué mantuvo tanta discreción sobre su destino?
—La IHF mantenía que había jugado con dos países. Mi defensa lo rebatió porque Yugoslavia ya no existe, y por tanto podía jugar con otro país cuando se cumpliesen tres años de mi último encuentro con Bosnia. No quise que se adelantase nada hasta no tener ese permiso.
—¿Qué tal eso del cambio de nacionalidad?
—No existe. Tengo un documento que me concede el permiso para jugar con Qatar. No puedo viajar a otro país con él. Mi único pasaporte es bosnio.
—¿Cómo se ha notado en el Mundial?
—Con 37 años me veo capaz de dar mucho, tanto en el Barcelona como en Qatar. Me sentí muy bien y si tienes carácter ganador te mantienes arriba.
—Económicamente ha sido un paso importante.
—Lo primero es la oportunidad deportiva, lo económico llega después.
—¿Qué se siente en un vestuario con jugadores de diez nacionalidades?
—De entrada éramos tres montenegrinos y dos bosnios. Después, un egipcio, un cubano, un español, un francés, dos tunecinos y qataríes. Fue increíble la armonía. Lo más curioso es que nos entendíamos todos en inglés.
—¿Cuántos de ellos estarían en los grandes clubes?
—Ninguno.
—¿Entonces?
—Fuimos humildes y pensamos y respiramos como una sola persona y, por supuesto, el gran trabajo de Valero Rivera. Antes del Mundial nadie pensaba en una medalla.
—¿Le molesta que le llamen mercenario?
—-Al principio, sí. Soy deportista, quiero aprovechar mi carrera y jugar al más alto nivel. No hemos sido los primeros en tener nacionalizados. España los tuvo, Austria tiene tres, Polonia uno o dos y Hungría también tuvo dos o tres en su día... Un deportista tiene derecho a elegir donde puede o quiere jugar.
—¿Qué espera en el futuro?
—Esta plata ha sido el primer paso. El objetivo ahora son los Juegos y sería la primera vez en la historia de Qatar que competiese en un deporte de equipo.
—¿Y qué representaría para usted?
—El premio a mi carrera. Eso no se puede pagar con dinero.
—¿Se ve en un club de Qatar en un futuro?
—Pues no me veo jugando allí. Mi familia está hecha a Occidente, y aunque nunca puedes decir qué va a ser, yo quiero acabar mi carrera deportiva en el Barcelona.