Jinetes sobre la nieve: España compite en snowpolo

Cuando uno piensa en un partido de polo se imagina a imponentes caballos corriendo por un fantástico campo de hierba, pero eso no es siempre así. Del 28 de enero al 8 de febrero se ha disputado en Tianjin (China) el mundial de SnowPolo o, lo que es lo mismo, polo sobre nieve. Y como no podía ser de otra manera, ha competido un combinado español, con Antonio Ayesa a la cabeza (ejerció de jugador-entrenador) Pelayo Berazadi, Juan Clemente Marambio y Santiago Marambio, han competido sobre el gélido campo.

La idea de practicar el SnowPolo surgió hace unos años por mera adaptación al medio. En muchas partes del mundo, durante muchos meses, mantener los campos en buenas condiciones resultaba prácticamente imposible por lo que se optó, directamente, por jugar sobre nieve. Además del lógico frío que soportan los jugadores, los caballos llevan unas herraduras especiales, como los crampones de los escaladores, para evitar que se caigan o resbalen. Por lo demás, se juega como un partido normal, con cuatro chukkers o partes de siete minutos. Eso sí, con una pelota naranja.

El combinado español no pudo pasar de la fase de grupos: perdió ante Hong Kong, ganó a México y cayó derrotado por un ajustadísimo 4-5 ante la selección norteamericana. Pese a ello, la experiencia fue más que enriquecedora: "Estamos muy contentos de haber participado en un torneo mundial. El hecho de haber sido escogido para la selección entre 700 federados que hay en España es todo un orgullo", comentó el técnico Antonio Ayesa.

Y es que más allá del trofeo final, el combinado español valoró muy positivamente su participación en el torneo, sobre todo por la repercusión internacional: "Lo mejor de esta experiencia es el escaparate que representa mundialmente el jugar allí, que ya está dando sus frutos. Los contactos son lo más importante, el hecho de que te vean jugar con España te abre las puertas a muchos países", zanjó Ayesa. El próximo reto, un campeonato en Perú.

 Y cosas del destino o la ironía, el país que se alzó con el campeonato fue el gélido Brasil, imponiéndose a Estados Unidos por 11 a 5.