CSD-COE
Cardenal-Blanco: la tensión entre ambos no baja en Doha
Se vieron en la residencia del embajador, pero casi no cruzaron palabra. Paco Blázquez quiere que el balonmano acerque las posturas de CSD y COE
La calima de Doha y la posibilidad de lograr hoy frente a Polonia la medalla de bronce en el Mundial de balonmano (14:30, TDP) no han calentado la gélida relación entre el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español. Personificada en sus presidentes, Miguel Cardenal y Alejandro Blanco. Los dos coincidieron ayer en una comida en la residencia del embajador en España, Ignacio Escobar, y todo quedó en dos educados, y protocolarios, apretones de manos. Al llegar y al despedirse.
La esposa del diplomático se sentó entre ellos, y casi no cruzaron palabra. La colaboración entre los dos, y el momento más distendido, se redujo a entregar dos camisetas firmadas por los Hispanos a la legación.
Era la primera vez que se veían después de que Ángel María Villar sacara los tanques a la calle el miércoles pidiendo incluso al Gobierno la cabeza del secretario de Estado por “intervencionismo”. Y también después de que el Comité Ejecutivo del COE apoyara el jueves a Blanco “defendiendo la independencia del movimiento olímpico y el deporte español frente a todo tipo de injerencias”.
Blanco dijo también el miércoles que intentaría en Doha un acercamiento a Cardenal, “porque hace falta un punto de cordura y sentarse”. Pero el ambiente diplomático de la residencia del embajador no sirvió de mucho. No hubo ni siquiera un emplazamiento a un futuro cónclave en Madrid. En el CSD se entiende que al igual que hay procesos abiertos, en forma de expedientes o auditorías, hacia federaciones, no hay nada con el COE. Éste, a su vez, quiere que haya una voz conjunta de estas frente al Consejo.
Unión. “A ver si el balonmano consigue unir…”, fue el deseo que había expresado Paco Blázquez, presidente de la Federación Española, que acompañó a Blanco por la mañana a hacer una visita a los Hispanos. Cardenal los había visto el viernes en el pabellón, pues viajó antes y asistió a la semifinal a la que no llegó Blanco. El primero se aloja en el Hotel Radisson Blu. El segundo, en el Saint Regis. Cuarto de hora en taxi. Pero no hay ganas de tomarlo por ninguna de las dos partes para poner sus cartas sobre la mesa cara a cara. Hoy se volverán a ver, únicamente, en el partido.
De fondo, la amenaza de Ángel María Villar de parar el fútbol sigue latente, aunque el viernes, sorpresivamente, ofreciera “diálogo al Gobierno de España”. “Tiró al Gobierno por elevación, no citó a Cardenal ni al CSD”, observa una fuente que vive de cerca los roces. Todo parece indicar que Villar apoyará a Joseph Blatter en la reelección al frente de la FIFA y sabe que sería respaldado por esta en un pulso contra el CSD. Blanco, a su vez, quiere a las federaciones firmes frente al Consejo, quienes a su vez ven preocupadas como el deterioro de la relación puede afectar la preparación de sus deportistas. De hecho, en la reunión de las olímpicas (COFEDE) el pasado jueves no se quiso tratar el tema. Lo rehúye la mayoría. Están en medio de un huracán que no entienden. Y Doha no va a ser la capital de la tregua.
Cardenal llegó con una agenda muy apretada
Miguel Cardenal, que había tenido varios encuentros programados por la mañana, se retiró el primero de la comida. Salió a toda prisa hacia una reunión con el ICSS (International Centre for Sport Security), con quien colabora el Consejo, en casa de su director. Después acudió también a otra con Iván Bravo, director general de la Academia Aspire. Llegó al Saint Regis ya entrada la noche para la cena. Para esta mañana figura en su agenda una reunión con la Federación Internacional de Balonmano (IHF) y pretende también visitar a los Hispanos antes del partido. Blanco, por su parte, estuvo con el presidente de la Española, Paco Blázquez, y volvió a su hotel, que es de la IHF, donde mantiene contactos con muchos asistentes al ser muy conocido en el mundillo olímpico tras la experiencia con Madrid 2020 y su estrecha relación con el COI.