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EL DIARIO DE DANI SÁNCHEZ

La montaña más alta del mundo

El redactor y fotógrafo de AS, Dani Sánchez, acompaña a la expedición Diabéticos en el Everest 2014 al campo base (5.350 metros) del ochomil.

La expedición Diabéticos en el Everest.

Todos hemos pasado buena noche en Namche Bazar (3440m) y nos despertamos con el alboroto de los niños uniformados que entran al colegio que tenemos al lado. Suben corriendo las escaleras en las que nosotros nos asfixiamos y cuchichean sin parar al mirarnos. Hoy toca continuar la aclimatación y subimos hasta Khunde (3840m) y de allí al pico Gongri (4100m) con la intención de regresar a Namche a dormir. Rápidamente nos damos cuenta que tenemos que buscar nuestro paso. Imitar el ritmo de los niños que iban a la escuela. Caminar paso a paso.

En esta pequeña cumbre la niebla nos envuelve. Los últimos latigazos del monzón todavía están por aquí y no nos permiten tener la primera vista del Everest que esperábamos. Pero eso no impide los cánticos y celebraciones en la cumbre, la más alta en la que nunca antes ha estado casi todo el grupo. Vanesa saca su bandera firmada por los chavales de la asociación de diabéticos de Lleida y se sienta a leerla. Ángel despliega la bandera de su grupo de montaña recién llegada del Mulhacén. El Gongri casi no aparece en los mapas ni en las guías, pero lo disfrutamos como si fuera la montaña más alta del mundo. Aunque la niebla solo nos deje ver nuestros pies.

Al bajar a Khunde pasamos por el Khunde Hillary Hospital. Es el primer hospital que se construyó en el valle en 1961, con fondos de la Fundación Hillary. Es un barracón muy sencillo pero que cumple con todas las necesidades básicas de la población. Iván, como médico, charla con el doctor Migma Timba Serpa y el doctor en prácticas Sushil Pant y me cuenta que ha quedado impresionado. Que le ha sorprendido lo básico pero bien equipado que está, con ecógrafo, máquina de rayos X y una buena farmacia. Cuando marchamos Josu le entrega al doctor Migma material para los diabéticos de la zona donado por Menarini. Es una pequeña aportación pero que suma para este pequeño pero digno hospital del valle del Khumbu.

Y continuamos de vuelta a casa bajo un chaparrón constante. El agua fluye por todos lados y cada uno se busca su sistema para no mojarse. Capas de agua, gore-tex, paraguas o uno de los más eficientes. Correr. Las edelweis nos saludan por todas partes y las banderas de oración empapadas ya no lanzan plegarias al cielo. Mojados pero felices llegamos a Namche. Caminando despacio. Riéndonos. Paso a paso. Como los niños que nos despertaran mañana.