BÁDMINTON
Carolina Marín: "Soy una leona"
La campeona del mundo de bádminton, la onubense Carolina Marín, visitó la redacción de AS y explicó cómo se fraguó su gesta.
Quien no conoce a Carolina Marín o ha sabido de ella sólo por sus triunfos esta semana en el Mundial de bádminton que ha conquistado en Copenhague, su simpatía le puede llegar a sorprender. Si bien no puede ocultar que es mujer de raza, como buena andaluza, su sonrisa es sincera y rompe radicalmente con la imagen que proyecta sobre la pista. “Soy dos personas completamente diferentes. Fuera de la competición intento ser extrovertida y simpática, pero dentro soy seria, trabajadora… ¡Soy una leona!”
Ayer premios y hoy vacaciones
Ayer visitó AS la primera para contar cómo la segunda había dado una de las mayores sorpresas del deporte mundial. Una onubense de 21 años se ha convertido en la tercera jugadora no asiática en ganar el Mundial, la primera en 15 años. Un título cuyo último capítulo se escribió en una final histórica ante la hasta el domingo mejor jugadora del planeta, la campeona olímpica y número uno del mundo, la china Xuerui Li. “Aquel partido me lo planteé como un túnel en el que debía ir paso a paso, punto a punto. Estaba cansadísima, pero yo la miraba y la veía nerviosa. Quizá pensaba: ‘¿Qué hace esta de Huelva, esta choquera aquí? Pues ganando el Mundial”.
Su gesta fue épica, porque su rival comenzó como un torbellino hasta que, a mitad del segundo set, hubo un punto de inflexión. ¿Qué ocurrió? Su técnico Fernando Rivas nos lo revela: “Le dije que al final del partido sólo habría un himno sonando, sólo una bandera en lo alto y una medalla de oro. Y ella sólo debía decidir si quería ser la campeona, porque sabía qué era lo que tenía que hacer”.
Y vaya si lo hizo. Fue ella la que escuchó el himno y se colgó el oro enfundada en una bandera de España que le entregaron sus padres desde la grada. “Hoy veo las fotos y pienso: ‘¡Si salgo en todas llorando!’ Pero era imposible contener las lágrimas”. David Cabello, presidente de la Federación Española (FESBA), fue el encargado de darle el histórico metal y confirma la emoción del momento: “Casi ni yo pude reprimirlas”.
Y es que para este deporte de menos de 7.000 licencias y con uno de los presupuestos más bajos de las federaciones olímpicas, Carolina, que ya piensa en Río 2016, es el resultado del trabajo realizado y el impulso para el futuro. “Ahora las niñas pueden entrenar con la campeona del mundo”, asegura Cabello. Niñas que llegan desde los programas de formación que ha puesto en marcha la FESBA en los últimos años. Vuela con el bádminton, dirigido a colegios, ha llegado a 150.000 alumnos en ocho años. “Y los profesores de Educación Física están encantados, los niños se pasan jugando toda la clase. Es un deporte muy completo y entretenido”, asegura Fernando Rivas, el ideólogo de los novedosos programas de entrenamiento que han ayudado a triunfar a Carolina. “Trabajamos con expertos en todas las materias”, apunta el director deportivo, David Serrano. Y Carolina recuerda, mientras los reproduce con gracia onubense, los curiosos ejercicios de dedos que debió hacer para ganar reflejos: “Era como tocar el piano... sin piano”.
“Y ahora todo el mundo nos pregunta qué es lo que hacemos en España para ganar a países con millones de licencias”, asegura el presidente, que cuenta con orgullo su proyecto. Ese que ha forjado a otra heroína más del deporte español que tanto ha sacrificado para llegar a lo más alto. Pero su deporte le apasiona. Y por eso sonríe... aunque en la pista sea toda una leona.