El ‘lobby’ Rusia-Ucrania baja a España del segundo peldaño

En la Berlín Oriental, al otro lado del muro y en pleno pulmón de la Alemania que era soviética, el equipo español de sincronizada ha perdido su estatus como segunda fuerza europea. Aunque todavía quedan las finales de hoy y mañana, los jueces han tomado la decisión de subir un peldaño a Ucrania, un conjunto que estrena sus siete coreografías en estos Europeos y que en los pasados Mundiales de Barcelona finalizó al menos un punto por detrás de España en todas las rutinas.

“Después de ver el combo (España fue segunda con 92,0333, a más de un punto de Ucrania, 93,1667), tengo claro que éramos mejores nosotras. Ayer tenía dudas, pero ya no. A veces, en este deporte se entra en una inercia donde las notas están puestas antes, y esta vez nos ha tocado recibir a nosotras”, explotó ayer Esther Jaumà.

El lobby que forman Rusia y sus aliados, entre ellos la propia Ucrania, es muy poderoso entre las jueces. Dos países ahora en guerra que están unidos por mantener la hegemonía en esta disciplina. “Ambos equipos se apoyan. Tienen una relación de hermano mayor y hermano pequeño: aunque yo te ayudo, tú no me vas a superar”, argumentó la seleccionadora, quien reconoce que es muy difícil tener trato con ambos conjuntos.

La sombra de Rusia es muy alargada. Al margen de tener a entrenadoras repartidas por la mayoría de los equipos participantes, hay muchas jueces que son de origen ruso, pero que representan a otros países, como la israelí. La sincro, además, es un deporte encriptado y subjetivo. “La FINA lleva años insistiendo en que se cambien los podios. Y este año han variado curiosamente la manera de puntuar”, añade Jaumà.

“La sincro está confundida con la nueva reglamentación”, apunta Ana Montero, la directora técnica. “Tendremos que analizarlo”, zanjó.