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Rovira es licenciado en Ciencias del Deporte

Dani Rovira: “Acabar la maratón fue la emoción de mi vida”

Es el actor de moda por ‘Ocho apellidos vascos’, donde interpreta a Rafa, aficionado del Betis. Pero su vínculo con el deporte va más allá, porque es licenciado en INEF.

Dani Rovira.
Dani Rovira.
AStv

—Pues resulta que el actor y cómico de moda es licenciado en INEF.

—Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, antiguamente llamado INEF… Sí, sí… Entré en la Facultad en 1999 y me licencié en 2004.

—¿Por qué INEF?

—Cuando acabé el Instituto me gustaba mucho el teatro, pero, claro, con 17 años, entre que tienes que estudiar una carrera por tus padres y que por aquel entonces no sentía aún tanta vocación... El deporte lo había hecho desde muy pequeñito y la carrera ofrecía muchas salidas. Y era la única que no estaba en Málaga, tenía ganas de salir a Granada. Luego, según estudiaba, ejercía también de actor.

—¿Qué deportes practicaba?

—Muchísimos: he hecho ciclismo, kickboxing, he corrido, he sido portero de fútbol pequeño y grande... Tocaba de todo.

—¿Su maestría?

—Gimnasia deportiva. No la había hecho mucho, pero en la carrera la descubrí y me gustó. No llegué a conseguir grandes cosas, pero sí te enseñan la docencia para empezar a dar la base a los chavales.

—¿Ha llegado a ejercer en algo relacionado con el deporte?

—En muy poquitas cosas. Fui monitor de mantenimiento para la tercera edad. Luego me hice quiromasajista y ahí sí que estuve currando, pero es que ya me iba mucho lo otro.

—Ahora corre populares.

—Hago tantas cosas que los días se me hacen bastante cortos, o largos, según se mire. Me gusta mucho correr. Pero por ejemplo hace un año que no juego a pádel, cada vez es más complicado quedar con tres colegas, pillar campo… También me va nadar, pero supone irse a una piscina. Lo más fácil es estar en casa, ponerme unas zapatillas y desde el portal ya salgo corriendo y con una hora ya he hecho bastante deporte.

—Le leí que una razón del auge del running podría ser la crisis.

—Sí, porque es el deporte más barato. Te compras unas zapas medio buenas y ya tiras todo un año. ¿Y quién no tiene unos pantalones cortos y una sudadera? Y luego, al haber salido la gente a correr, también se aficiona más. El ambiente que se vive es muy chulo y sanote. Ahí todo el mundo juega, cada uno con sus propios retos.

—Ha corrido su primera maratón este año.

—Sí, en Barcelona el 16 de marzo. Me acuerdo porque la película se estrenó el 14 y estábamos con muchas promos. La última semana no la preparé bien.

—¿Qué marca hizo?

—Cuatro horas y cuarto... Pero para mí llegar ya fue un éxito.

—¿Se ha planteado Boston o Nueva York?

—Son maratones muy importantes… No sé, Nueva York es en noviembre, estaré liado. Pero tenemos un grupito en Madrid que nos mola, y hemos dicho: ‘¿Por qué no hacemos carreras populares internacionales y nos tiramos el finde por ahí?’. Es una buena excusa para viajar.

—Es usted amigo de Rafa Vega, el autor de ‘Efecto Maratón’.

—Sí, Rafa me acompañó en la maratón de Barcelona porque está haciendo un programa en Discovery los sábados. Y me ha hecho un reportaje, así que estuvo conmigo ese día y el anterior. En la carrera se acopló en el kilómetro 21 y hasta el final.

—¿Ha leído el libro?

—Sí, muy guay. Es un flipao. En Barcelona estuvo bien tenerlo al lado porque me iba hablando desde la experiencia. Yo sufrí muchísimo y a veces me daban ganas de matarlo, pero luego te soltaba esas frases tan bonitas... Por ejemplo en el kilómetro 38, cuando estás muerto: “Mira, Dani, el sufrimiento va a ser cuatro horas, pero la gloria es para toda la vida”. Y te daba una insuflación. O también: “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”. Te soltaba esos mantras. Llegar a meta fue de las cosas más emocionantes que he hecho en mi vida.

—Hay otro cómico malagueño famoso asiduo en populares: Manolo Sarria, del ‘Dúo Sacapuntas’.

—Su hermano preside la Federación Malagueña y Manolo fue el speaker de la Media Maratón de allí, que también corrí. Siempre ha estado muy vinculado al deporte. Con sesenta y tantos años está hecho un bicho: firmo estar como él, aunque yo con 50.

—Le gastó una broma aquel día…

—Sí. Terminé la media en una hora y 55 minutos y me quedé allí un rato. Al despedirme, va Manolo y dice: “Está aquí un gran actor, Dani Rovira, ocho apellidos vascos, pero como atleta es un cagarrón, lo ha hecho en dos horas y treinta y cinco, ha acabado el último”. Y yo le seguí: “Y encima con trampas, he acortado”. Lo que pasa es que un periodista se lo creyó. Ese mismo día estaba yo comiendo con la familia y veo: “Dani Rovira ha quedado el último”. Así que le mandé un guasap a Manolo: “Hasta para dar por culo tienes todo el arte”. Luego corrigieron, pero ibas a Google y la primera noticia que seguía saliendo era esa. Pero bueno, como soy cómico, pues todo risas.

—¿Sigue el fútbol?

—Voy por rachas. Este año estoy un poco perdido. Sé que el Málaga las está pasando más canutillas. Sí he sido un gran forofo en los años 90, cuando era adolescente y tenía más tiempo. Entonces sí sabía muchísimo.

—¿Es de algún equipo?

—De pequeñillo era del Madrid.

—Con Isco lo seguirá siendo.

—Yo soy casillista, lo confieso. Y luego del Málaga: si se enfrenta con el Madrid, yo voy con el equipo de casa. Pero en un Madrid-Barça, voy con el Madrid. Yo he sido buyista y soy casillista.

—Se nota que era portero.

—Sí… Ser portero es muy desagradecido. Te meten un gol y te lo meten a ti. Y salvar un gol es como marcar, pero no se valora. ¡Y ya no veas el portero de waterpolo! Siempre me pregunté qué hace mientras que su equipo está atacando: ‘¿Se agarra al poste?’.

—¿Y el portero de hockey que se tiene que tapar la cara?

—Para estar así, que pongan un saco de papas. ¿Y el de balonmano? ¡Qué balonazos se lleva! En la facultad lo llegué a probar... Y hay que estar muy loco.

—¿Le da tiempo a seguir la actual temporada de fútbol?

—Medio, medio, me voy enterando: que el Barça no va muy allá, que Bale corre mucho, que el Atleti tiene posibilidades de dos títulos… Pues mira, sería guay que ganara el Atleti, porque es muy aburrido que lo hagan siempre los mismos.

—Además, vive usted cerca del Vicente Calderón.

—Muchos días salgo a correr y me encuentro a toda la marabunta. Me gusta el fútbol y lo veo cuando puedo, pero sin forofismo. Sinceramente, me parece una imbecilidad que un partido te amargue la vida.

—Su personaje en ‘Ocho apellidos vascos’, Rafa, es muy bético. Estará sufriendo con el descenso.

—Ni sabía… ¿Sigue Finidi?

—No… Ni Cardeñosa tampoco.

—Y Gordillo también lo dejó, ¿no? Para que vea cómo estoy. Soy de todos los equipos andaluces, hago una quiniela y a todos les pongo que ganan. El Betis es el típico equipo que cae bien en España entera, como el Cádiz.

—Entre los ocho apellidos vascos hay tres de deporte: Urdangarín, Zubizarreta y Clemente.

—Sí, pero a Urdangarín ya se le asocia a otro tipo de…

—De deporte…

—Sí... Al deporte de los amigos de lo ajeno.

—El octavo es uno de los puntos culminantes de la película.

—Clemente, sí… Como apellido es verdad que no es vasco, pero Javier Clemente sí es más vasco que nadie, ¿no?

—De Barakaldo.

—No se puede ser más vasco. Hay tres deportistas, un músico… Esos apellidos son perfectos, los más graciosos. En una entrevista me pidieron ocho gallegos y tiras de lo mismo: Rajoy, Feijoo…

—En sus actuaciones también está presente el deporte. En ‘¿Quieres salir conmigo?’ no salía bien parado Sergio Ramos.

—Ni me acuerdo… ¿Con qué me metí de Sergio Ramos?

—Con su inglés.

—¿No será cuando me viene una guiri y me pregunta por ‘the center of Madrid’ y yo le digo el medio campo del Madrid?

—No lo recuerdo, la verdad.

—Yo tampoco (se ríe). ¿O me metí con él cuando se le cayó la copa? ¿Pero quién no se ha metido? Hay cosas que son un regalo para un cómico. Sergio Ramos es un crack, pero en España somos así, cuando pasa algo de esto al minuto dos no solo nos reímos, sino que hemos hecho veinte chistes y hasta un montaje en las redes.

—El ciclismo también lo ha practicado y lo sigue.

—En la época de Indurain me molaba mucho. Tenía una bici y salía con los colegas. Entonces me lo mamé todo: Nelson Cacaíto, Virenque, Bugno, Chiappucci, Pantani… Ese periodo me pareció muy bueno. Me tiraba tardes y tardes. Ahora, por curro, es imposible. Me gustaban Abdujaparov y Cipollini. Me decía: ‘Madre mía, de dónde sacan esas piernas’.

—Entonces era uno de los pocos deportes en los que España ganaba.

—Sí, ahora gana hasta la Selección de fútbol. Pero entonces era de las pocas cosas en las que podíamos presumir. Indurain nos daba esperanza.

—¿Ha tenido algún ídolo deportivo?

—Paco Buyo. Si se plantea el debate de quién es el mejor deportista de la historia, diría Michael Jordan. Pero por nostalgia, porque tenía mi habitación llena de posters, Buyo.

—¿Le conoce?

—Personalmente, no. En su día me hicieron una entrevista en Punto Pelota y mientras me preguntaba Irene Junquera, él estaba en el plató y me mandó un saludo. También me llamó por teléfono mediante un amigo, que me hizo la sorpresa. Y sabe que tengo un perro que se llama como él. Pero nunca hemos llegado a coincidir. No soy muy mitómano, pero Buyo me marcó.

—En la serie de Telecinco ‘B&B’ es usted periodista.

—Es una profesión a la que no me importaría haberme dedicado. Mola. Juan es uno de esos periodistas que cree en el periodismo puro.

—Yo soy Juan Gutiérrez y periodista, igual que su personaje en ‘B&B’.

—¡Qué fuerte, macho! Somos homónimos y periodistas. No, si al final me lo voy a creer.

—Le voy a regalar una tarjeta, así la tiene con el nombre de Juan Gutiérrez.

—Qué maravilla… Así, si me despiden de la serie, puedo decir que trabajo en el AS.

—Pues si quiere una beca, le digo a Alfredo Relaño… ¿No es usted becario en la serie?

—Sí, eterno becario… Contrato en prácticas, lo llaman.

—Pues de Juan Gutiérrez a Juan Gutiérrez, encantado.

—Igualmente.