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Combate Medieval | Cristian Bernal

“Pierdes el miedo a dar y recibir cuando te tumban con un hacha”

"Hay un reglamento que busca desarrollar este deporte con derribos producidos por golpes con la mayor fuerza posible, pero de forma segura", afirma Bernal.

Belmonte
Cristian Bernal
Javier Gandul

¿Cómo comienzan estos combates como competición?

—Empiezan hace veinte años en Rusia. Es la evolución lógica de la gente a la que le gustaba la recreación medieval, pero quería llevar el combate a algo más duro. Gente interesada tanto en artes marciales y en deportes de contacto como en Historia.

—¿Es realmente un deporte?

—Sí. Es un deporte porque estamos haciendo combate reglamentado, pero con armadura. Y porque es una competición física y psicológica, que requiere de técnica y entrenamiento.

—¿Y es seguro?

—Hay un reglamento que busca desarrollar este deporte con derribos producidos por golpes con la mayor fuerza posible, pero de forma segura. Al nivel de cualquier deporte de contacto, como el rugby u otro. Hay posibilidades de lesión, pero razonables. Ha evolucionado tanto, que se ha expandido por Europa, Estados Unidos, Japón, Australia… Es el resurgir mundial de los torneos medievales.

—¿Cómo llega a España?

—Siempre me gustó la Historia, el Medievo, el deporte... Me había acercado a cosas parecidas, pero me faltaba esa frontera de dar el máximo. Hace dos años me enseñaron vídeos de lo que se hacía en Europa del Este y me dije: “Esto es lo que quiero hacer”. Junto a mi amigo de la infancia Enric Giménez, nos formamos, contactamos con equipos extranjeros, nos equipamos y nos fuimos a competir fuera. Nos cautivó como reto, pero también porque es un mundo de valores como el honor, la hermandad, el respeto...

—Son los dos pioneros.

—En el extranjero nos animaron a hacer un equipo español. Y probando, probando, ya estuvimos en un Mundial y vamos a organizar el próximo. En un año y poco hemos pasado de dos personas a más de cuarenta.

—¿Cómo puede alguien meterse en esa armadura y luego golpear a otro con un hacha?

—Esas son las dos grandes barreras psicológicas. Una, el agobio de llevar la armadura que no te deja mover bien el cuerpo, y la asfixia del casco. Y la otra es golpear con un arma de acero con todas tus fuerzas a otra persona. Al principio te dices: “No puedo, voy a hacerle daño”. Esa barrera la superas cuando te golpean a ti, cuando te han tumbado con un hacha a dos manos, y te dices: “Pero si estoy bien”. Ahí pierdes el miedo a recibir y a hacer daño.