BOXEO | INTERNACIONAL OMB WELTER

Pacquiao sonríe y hace sonreír a Filipinas: el diablo ha vuelto

El filipino dio una lección a Brandon Ríos en Macao al que derrotó por decisión unánime (120-108, 119-109 y 118-110). La gente salió a la calle en la 'zona cero' del tifón.

Manny Pacquiao golpea a Brandon Ríos durante el combate de esta noche.
DALE de la REY
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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El diablo está de vuelta. Manny Pacquiao, que venía de encadenar dos derrotas, se pasea otra vez por la pasarela más cara del boxeo. En el Venetian Casino de Macao (China), donde el viejo Bob Arum recreó Las Vegas con caras como las de Paris Hilton o David Beckham, el filipino dio un repaso al bravucón Brandon Ríos. Las cartulinas reflejaron una decisión unánime (120-108, 119-109 y 118-110). Sólo faltó un golpe definitivo de Pacman para haber cerrado antes el pleito que ponía en juego el título internacional de la OMB del welter.

Pacquiao preparó a conciencia en Filipinas, y no en California, su regreso once meses después del tremendo KO contra Juan Manuel Márquez que supuso que algunos le mostraran la puerta de la retirada.

Tifón. A punto de cumplir los 35 años y dueño de un escaño de diputado, vio en General Santos cómo la zona sur de su país era castigada por el tifón Haiyan días antes del combate dejando más de 5.000 muertos.

"Es un símbolo de recuperación"

Pacquiao, que prometió visitar las zonas más castigadas por el supertifón, dedicó la victoria a sus compatriotas: “No se trata de mi regreso. Mi victoria es un símbolo para la recuperación de la gente tras un desastre de la naturaleza”. El filipino se garantizó 13,2 millones de euros de bolsa, a falta de lo que se embolse por el PPV. Y se reabre el abanico de grandes rivales: revanchas con Tim Bradley o Márquez o el combate del siglo frente al invicto Floyd Mayweather. “Estoy dispuesto a enfrentarme a él si quiere”. El guante está lanzado.

En Tacloban, la zona cero del desastre, el Gobierno habilitó tres pantallas gigantes para ver el combate. Las calles hirvieron y por unas horas, los filipinos pudieron sonreír viendo la sonrisa de su héroe. “Será una fuente de inspiración tras la devastación”, se atrevió a decir un portavoz presidencial.

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Manny, que queda con un récord de 55-5-2, fue otra vez un púgil fulgurante. Asalto a asalto fue dejando su sello en forma de rectos de izquierda al rostro de Ríos, de jabs prodigiosos, de series de uppers (cuatro seguidos en el noveno round fueron tremendos) y de escaparse con un boxeo de piernas que le permitió salir sin un rasguño. Rápido y sin trabarse. La propuesta del estadounidense de origen mexicano, más joven (27 años) y con mayor alcance de brazos, fue que no la tuvo. Demasiado lineal, sufrió la segunda derrota de su carrera.

De mañana. Pacquiao reinó en todos los asaltos en una hora inusual: las 11:30 de la mañana. Como el Ali-Frazier de 1975 en Manila. El combate se dirimía en el nuevo mercado de la China capitalista, pero los casinos eran los de Sheldon Adelson, el promotor de Eurovegas, y la expectación estaba en EE UU, donde era horario de máxima audiencia. Allí pudieron ver al Pacman que conquistó sus corazones y las listas Forbes. El diablo está de vuelta. Y eso convoca pesadillas. Para casi todos menos para Floyd Mayweather. ¿Por fin habrá un arreglo posible? Pacquiao está en primera línea.

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