Pedro Gil: “Soy madridista, no puedo jugar en el Barcelona"

-España lleva 61 partidos consecutivos invicta, desde 2003. Cuando saltan a la pista, ¿sienten más presión que motivación o viceversa?

 -Siempre piensas que esto se tiene que acabar algún día, pero no en la pista. Hay presión, pero pesa más la motivación y la confianza de que las cosas se están haciendo bien. No puedes pensar en negativo.

-¿Y los rivales?, ¿salen acomplejados o espoleados?

-Acomplejados. Son muchos partidos ganándoles siempre y te ven como un monstruo. Aunque no lo somos, somos como ellos.

-¿Incluso Portugal, Argentina o Italia?

-Todos. Es como si sales a jugar contra Nadal. Lo ven invencible.

-¿Cuántos oros más tiene que ganar esta Selección para que le den el Premio Príncipe de Asturias?

-Ya nos lo tenían que haber dado. Y cada año que pasa, con más razón. Espero que sea con este quinto título Mundial consecutivo, que es histórico para el hockey sobre patines y también para el deporte español.

-¿Duele que no llegue el reconocimiento?

-Claro que duele. Ves cómo le dan ese premio a otros deportistas, que también han hecho méritos, pero quizás algo menos que nosotros.

-Si España es la primera potencia en el hockey sobre patines y usted el mejor jugador mundial, ¿por qué tiene que jugar en Italia y antes en Portugal?

-Cuando me fui al Oporto fue porque allí practicaban un hockey más idóneo a mis características. Ahora estoy en Italia porque quiero acumular experiencia para el futuro. Conocer este deporte desde el mayor número de ángulos posibles.

-Pensaba que era cuestión de dinero.

-También pagan más, es cierto.

-¿Podemos pasar de la opulencia a la miseria por culpa de la crisis?

-Lo que está claro es que aquí los equipos cada vez tienen menos presupuesto, los jugadores se entrenan menos y, en consecuencia, es probable que en el futuro sean peores. No pasa sólo en el hockey, en todo el deporte español. Estamos recogiéndolos frutos de las estupendas estructuras deportivas que se crearon a raíz de Barcelona 92, pero si disminuyen las ayudas, es probable que todo se vuelva en contra.

-Aparte de los trece títulos con la Selección, usted ha ganado la Copa de Europa, la CERS, el Mundial de clubes, la liga portuguesa y la italiana, pero nunca la Liga española.

-En los dos años que estuve en el Reus llegamos al quinto partido de la final, pero nos ganó el Barça de las trece Ligas consecutivas. Para ganar la Liga tenía que fichar por el Barcelona, pero yo soy madridista y no puedo jugar con el Barça. Reconozco que es el mejor club del mundo en nuestro deporte, pero prefiero jugar en otro equipo. En parte, por eso me he ido al extranjero.

-¿Cómo puede ser tan madridista un noi de San Sadurní de Noya?

-Hay muchos merengues en mi pueblo. Hubo mucha emigración andaluza, mis padres son malagueños de Cañete la Real. Y un poco por oposición a la mayoría culé, soy madridista desde pequeño.

-¿Qué sintió cuando hace dos años hizo el saque de honor en el Bernabéu?

-Quitando los éxitos deportivos, fue el día más maravilloso de mi vida. Bajar al vestuario con los jugadores, subir con ellos al césped, ver cómo te aplaude todo un Bernabéu, que estaba lleno. Muchos pagarían millones para vivir lo que yo viví. Me trataron muy bien y sentí la descomunal grandeza que tiene el Real Madrid.

-¿Qué tiene más: títulos en su vitrina o tatuajes en el cuerpo?

-Tatuajes. He perdido la cuenta de los que me he hecho, pero son más de cuarenta.

-¿Se va a hacer otro por este Mundial?

- No me los hago por los éxitos deportivos, si no por cuestiones personales e incluso ya, por vicio. La mayoría son en honor de la gente o las cosas que quiero. Tengo, eso sí, un tatuaje con el nueve, mi número. Y también de animales con los que me siento representado como deportista: el león, el tigre, el cocodrilo, el rinoceronte...

-Tiene 33 años. ¿Prepara ya su retirada?

-En este deporte hay gente que llega ahora hasta los cuarenta, incluso algo más. Yo no pienso en la retirada. Trato de cuidarme lo máximo posible para alargar mi carrera, porque me divierte mucho seguir jugando y sólo pienso en el presente. Y en que el seleccionador me vuelva a llamar el año que viene para jugar el Europeo de Madrid.

-¿A ganar otra vez?

-Estamos obligados. Todo lo que no sea ganar sería un fracaso.