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US OPEN

Justin Rose doma Merion y se lleva el primer 'major' de su vida

El inglés ganó el US Open gracias a su sobriedad y pese a los arreones de Phil Mickelson. Gonzalo Fernández-Castaño terminó 10º, su mejor puesto en un grande.

Justin Rose.
Justin Rose.ROSS KINNAIRDAFP

Justin Rose metió el último putt en el hoyo 18 (un par), miró al cielo, abrazó a su amigo Luke Donald y lloró. Se acordó de su padre que falleció cuando el golfista tenía 22 años y desahogó toda la tensión a la que le había sometido el campo de Merion (Pensilvania), durante cuatro intensísimos días. El inglés, nacido en Johanesburgo (Sudáfrica), tenía que esperar a Mickelson y Mahan, pero contaba con todo a favor para ganar el US Open. Cuando los dos estadounidenses llegaron a Casa Club, se confirmó, Rose, de 32 años, entrenado por Sean Foley (técnico de Tiger) y un habitual de los puestos altos del ránking mundial, ya tiene su primer major. 

No le hizo falta bajar del par del campo, con +1 y no cometer demasiados errores le valió a Rose, que terminó en par la última vuelta del torneo con cinco birdies y cinco bogeys. Más se perdía Phil Mickelson, que cumplía 43 años, y se desconcentró cuando empezó a llover. Era la oportunidad para que el zurdo de San Diego cambiase su historia en el US Open, llena de desencantos. Pero no fue así. Tomó decisiones erráticas, como usar el sand dentro del green, y el putt tampoco fue benévolo con él. Mickelson lo peleó hasta el final, cuando intentó un lejano approach para birdie en el imposible 18. El público lo jaleaba. Rose miraba la pantalla de la Casa Club abrazado a su esposa y vio el fallo del padrazo americano. Era el ganador definitivamente, había sido el más seguro y cauto en un campo cuyo rough devora a los jugadores.

Desde 1970, cuando lo hiciese Tony Jacklin, ningún inglés había ganado el US Open. Justin cambió la historia 43 años después y veía como los presagios de su otro gran amigo, Adam Scott, se cumplían: "Me advirtió que este sería mi torneo. Él es un hombre sabio y en el 18, cuando di el último golpe, me dije: 'este es mi momento". Mientras Mickelson se desmoronaba: "Tengo el corazón roto. Era mi gran oportunidad".

El que también merece una mención especial fue Gonzalo Fernández-Castaño. El madrileño terminó 10º del torneo y ha dado un paso más hacia adelante en los majors. "Hay muchas cosas positivas que sacar, pienso que llevo una buena progresión", decía Gonzalo. Tiger Woods acabó diluido en la clasificación con +13 y Sergio García terminó en +15, lastrado por sus malos primer y tercer día.