RUGBY | LISANDRO ARBIZU
"España no se puede quedar fuera del rugby europeo"
La División de Honor arranca con un pionero del rugby profesional en Argentina: Lisandro Arbizu, el Puma más laureado de la historia con 86 partidos internacionales y 156 puntos.
Ahora que el rugby español vive un periodo de efervescencia y crecimiento, llega a la División de Honor, que arranca este fin de semana, un pionero del rugby profesional en Argentina: Lisandro Arbizu, el Puma más laureado con 86 partidos internacionales y 156 puntos, el capitán más joven de la historia del equipo argentino y un referente para la memoria desde su posición de medio de apertura. A los 40 años confiesa que el campo de rugby aún le tira mucho, así que ejercerá como jugador en el VRAC, mientras asume por primera vez en su extensísima carrera (Argentina, Francia, Italia, ahora España) el papel de entrenador. Habla de formación, de valores, de futuro, de estructuras... y mira a los Pumas, que hoy juegan en la Costa Dorada australiana en la cuarta jornada del Rugby Championship. En Argentina, nadie jugó más veces contra los Wallabies que Liso Arbizu. El número 10.
Ocho partidos contra Australia...
No lo sabía. Sí sé que soy el Puma con más tests jugados...
Y el primer jugador profesional en la historia del rugby argentino.
Bueno, uno de los primeros. Fuimos varios al mismo tiempo.
¿Y qué percepción tiene alguien con su trayectoria de un rugby español que está en un momento de crecimiento y efervescencia?
Exactamente esa misma percepción. Por mi amistad con Regis Sonnes tuve algún contacto con el rugby español el año pasado y fue gracias a la recomendación de él que llegué al VRAC. Sé que el XV de España hizo una buena campaña, que mejoraron sus resultados de los últimos años y estuvieron cerquita de ganar. Yo creo que el rugby español va por el buen camino. También en el Seven, desde luego, que jugará las Series Mundiales. Es un momento fantástico.
¿Le ve proyección al rugby español?
Desde luego que hay una proyección, porque hay trabajo y hay organización, un seguimiento de los jugadores... Es un momento fundamental en el rugby europeo y España no se puede quedar fuera del rugby europeo, sobre todo en lo que respecta a la formación de jugadores. Hay que apuntar a eso, más allá de que en la élite se eche mano de jugadores naturalizados, hay que apuntar a la generación de chicos desde dentro. Italia, aunque más avanzada, vivió un proceso parecido: la clave son los centros de formación y de alto rendimiento. Hay que trabajar en meterle energía a la cantera.
La decisión de introducir tantos jugadores naturalizados españoles fue controvertida. ¿Cómo lo ve desde su perspectiva?
Creo que fue una alternativa que está bien para darle el puntapié inicial al proceso, para poner en marcha la reactivación del rugby español con un buen entrenador, buenos jugadores, aunque sean naturalizados. Ese puede ser el paso inicial y no está mal que se haga así. Pero lo más importante siempre será lo que venga después, el trabajo que hay que afrontar ahora: apostar por los jóvenes, hacerles un seguimiento permanente, tener paciencia con su desarrollo...
Desde que llegó al VRAC, ¿pudo apreciar si ese trabajo va adelante?
Hace muy poco tiempo que estoy acá como para juzgar con claridad a los clubes españoles. Puedo hablar del mío, el VRAC, un club con una historia de 25 años, que ha ganado trofeos y que está trabajando la cantera y haciendo las cosas bien. Sobre todo, es una familia de rugby en una ciudad de rugby. Eso es importantísimo porque el crecimiento del rugby es un asunto que tiene que ver también con lo cultural: estuve seis años en Italia y ocurría algo parecido: el influjo del calcio es terrible. Hacer que la gente conozca, aprecie y se meta en el rugby supone vencer todo eso.
Desde dentro vemos los valores; desde afuera, los golpes...
Claro. El rugby tiene que ver tanto con el deporte como con los valores. Es un asunto cultural, insisto. Las familias tienen que enterarse de cómo es, interiorizar lo que es el rugby, los valores que transmite de responsabilidad, de esfuerzo compartido, de compañerismo... Para llevar a sus hijos, los padres tienen que vencer ese prejuicio del deporte de golpes, de contacto, y no tenerle miedo. El juego del rugby incorpora elementos de formación de la persona, de crecimiento, que son muy buenos para los chicos.
Usted jugó en Argentina, en Francia, ha estado en Italia. A los 40 años, ¿pensaba en retirarse y dedicarse a entrenar? ¿Qué le atrajo a Valladolid, al rugby español?
Yo estaba en un momento de transición. Pensaba jugar un año más en Cerdeña, donde también hacía un trabajo de colaboración en la dirección del equipo con los entrenadores, además de jugar. Lo que me atrajo fue la oportunidad... la posibilidad de vivir una experiencia española y de asumir en primera persona el papel de entrenador. Ese reto me gustó y me decidió.
Entrenador y jugador. ¿Hay una resistencia emocional a dejar el terreno de juego?
Me sigue tirando muchísimo el campo de juego. Y bueno... aún me siento en condiciones de jugar: no como a los 20 años, claro, pero me sigo divirtiendo y me recompensa. Y, sobre todo, hay un club que me da la oportunidad de hacerlo, eso me hace sentirme un privilegiado.
En el campo, jugando, hay mucho fragor, mucho esfuerzo: ¿Puede tener claridad para mirar el juego estratégicamente, como un entrenador, repartir órdenes, tomar decisiones tácticas?
Lo puedo hacer y sobre todo porque tengo colaboradores afuera, el grupo del staff técnico con el que nos realimentamos mutuamente. Uno ve cosas desde dentro, ellos aportan desde fuera... al final tenemos una visión completa de lo que necesitan el partido o el equipo.
El desafío al que se refería es aún más desafío porque el VRAC es campeón...
Seguro. El primer reto fue la Supercopa, el domingo pasado, y el equipo respondió frente a un gran rival como el Ordizia. Estoy contento por eso y tengo que felicitar a los jugadores porque, pese a que el periodo de preparación fue corto, hicimos un gran partido ante un rival que no dejó nada.
Un jugador ofensivo, y con su trayectoria, en un equipo al que le gusta jugar al ataque...
Me gusta el rugby ofensivo, siempre fue el estilo que preferí: alimentar la inspiración de los jugadores, que se diviertan en el campo, que tomen iniciativas. Pero, eso sí, para hacerlo antes hay que trabajar y hacer bien lo fundamental: los puntos de encuentro, los rucks, los mauls... ahí está la clave para poder jugar al ataque.
Llamó la atención el dinamismo del equipo en defensa en la Supercopa y su rendimiento en esas fases estáticas a las que se refiere. ¿Está contento?
Fue un partido de gran defensa, de gran actitud en los chicos, los tengo que felicitar. Creo que, con el poco tiempo que tuvimos los dos equipos para preparar el partido, psicológicamente lo ganamos ahí, en ese trabajo.
Hablábamos antes del cambio en el rugby español: empieza a tener problemas típicos del profesionalismo, como las convocatorias del Seven para las Series Mundiales... ¿Le afectará al VRAC perder tres o cuatro jugadores de forma habitual?
Me gustaría tener a todos los jugadores conmigo, eso está claro. Pero tienen compromisos con el Seven y con el XV, así que hay que tratar de adaptarse y generar competencia y formación en todos los demás, en los relevos. Hay que formarlos, reiterarles la confianza y hacerlos importantes para cuando falten los titulares.
El primer dia, este domingo ya. Debutan en Sevilla con el Ciencias y hay torneo internacional de Seven en Villajoyosa. ¿Cómo lo afrontan?
El partido de la Supercopa fue duro, tuvimos algunas lesiones, bajas, se van los chicos del Seven... Estuvimos algo dispersos en la preparación y sabemos que vamos a afrontar un partido durísimo. Saldremos a darlo todo.
Hablemos de los Pumas. Después de tres partidos en el Rugby Championship, ¿cómo está viendo al equipo de Phelan?
Argentina va para delante y los resultados se notan. En estos partidos demostraron estar a la altura y en condiciones de conseguir alguna victoria. Es el camino. El Rugby Championship es muy duro, pero hay que aprender de estos partidos, ésta es la experiencia que te permite avanzar.
¿Cuánto ha cambiado el rugby argentino para poder enfrentarse a estos gigantes?
Mucho, ahora los jugadores pueden hasta quedarse en Argentina. Antes, la mayoría emigrábamos, nos veníamos a jugar a los equipos profesionales de Europa. Lo que está haciendo Argentina muy bien es el trabajo desde abajo. Creó cuatro centros de alto rendimiento en las provincias más importantes del país y, desde ahí, forma a los jugadores con una preparación altamente profesionalizada y un seguimiento de centros de alto rendimiento. Todo ese trabajo se nota en la cantera y se nota en los Pumas: al equipo se lo ve físicamente muy bien para competir.
Después de la culminación del tercer puesto en el Mundial de 2007, la transición fue dura. Pero, ¿no tiene la impresión de que, del Mundial a este Rugby Championship, el equipo de Phelan ya mostró una buena evolución?
Los Pumas defienden muy bien, es un equipo extraordinariamente eficaz en la defensa. Ahora el desafío es tener ese mismo ímpetu, más de energía para atacar: que los jugadores ganen confianza y meterle al equipo cuotas de juego ofensivo. Creo que, poco a poco, los jugadores se van dando cuenta de su potencial y se arriesgan en ataque. Es importante que lo hagan, aunque todavía haya cosas que no salgan bien.
¿Están más cerca de una victoria de lo que parece?
Creo que los partidos se dieron para ganar alguno. Está claro que se puede, pero... el desafío es mantener ese impulso. Éstos son encuentros de nivel máximo, con rivales con los que no puedes aflojarte ni un minuto: hay que mantener siempre alto el rendimiento porque, si no, te pasan por arriba.