"No entiendo que no haya sido mujer el abanderado"
Anna Tarrés (Barcelona, 1967) fue deportista antes que entrenadora. Estuvo en Los Ángeles 84 donde vivió una experiencia primeriza.

Los Juegos de Londres ya se han bautizado, en España, como los Juegos de la Mujer. Todo son elogios para el sexo femenino...
Sí, pero en la clausura, por ejemplo, tenían una buena oportunidad para demostrarlo. Una mujer podía haber sido la abanderada. Han ganado dos oros en vela y Andrea Fuentes tiene ya cuatro medallas olímpicas en tres participaciones. ¿Hay algún chico que tenga tantas? Cuando hay que darnos privilegios... Quizás era el momento de tener sensibilidad con el deporte femenino, y eso se empieza por las pequeñas cosas.
No la veo muy convencida, pues.
El mundo del deporte aún es de los hombres, eso está claro. Por ejemplo, hay chicos que entrenan a equipos de chicas, pero, ¿al revés? Sólo recuerdo a Carme Lluveras en baloncesto.
¿Y cómo lo vive usted en la sincronizada, un deporte sólo femenino?
A pesar de las medallas, no dejo de ser la entrenadora de un equipo femenino de un deporte minoritario. Una cosa son las palabras y otras estar cada día trabajando. Tuve que luchar por una igualdad económica. Hay que decir que en el deporte español hay voluntad para cambiar esta mentalidad, pero los pasitos son cortos.
¿Y por qué cree, pues, que el deporte femenino ha dado esta explosión de medallas?
Porque hay inversión con las selecciones y en el olimpismo. Yo le puedo hablar, por ejemplo, del waterpolo, que lo conozco muy de cerca porque convivo con ellas en el CAR. Todas las chicas han estado concentradas en régimen permanente para preparar estos Juegos. Esto ya lo inició la Federació Catalana. Han apostado por este equipo y han conseguido los resultados que esperaban.
¿El secreto de la sincro es el mismo que el del waterpolo?
Nosotros tenemos una estructura desde hace muchos años y eso está dando sus frutos. En la temporada 1999-00, y pese a no clasificarnos para Sydney, apostaron por este deporte. Tengo que decir que me han dejado trabajar libremente y eso es de agradecer. Hay que agradecerle también el gesto a la Federación Española. En 2004, ya fuimos cuartas en Atenas, y en 2008, segundas. Lo estamos manteniendo. Tenemos un trabajo sólido y un equipo comprometido. Además, no tenemos una programación rígida, y eso siempre ayuda a tener más capacidad de improvisación.
Dijo recientemente que usted entrenaba con una cultura machista. ¿A qué se refería?
Utilizaré una expresión futbolística, algo que tanto le gusta a sus lectores: 'Lo del campo se queda en el campo'. En nuestro caso, lo de la piscina se queda en la piscina. Somos a veces pasionales, nos liberamos y nos decimos todo en el agua, gritamos, pero no hay que llevarlo al terreno personal. Y eso es más de hombres que de mujeres. Somos sirenas, pero también depredadoras. Gana el más fuerte, y en la selva es el león. Debemos sacar ese carácter y que no nos afecte en lo personal.
Usted ya fue olímpica en Los Ángeles 84, pero como nadadora de sincronizada. ¿Qué diferencias ve en el deporte femenino desde esa fecha hasta ahora?
En aquella época éramos menos deportistas, en un deporte además raro para todo el mundo. Era muy joven y viví una gran experiencia en América. Ahora somos más y estamos más preparadas. La apuesta por el deporte es mayor, pero le insisto en que sigue siendo un mundo más masculino, aunque poco a poco, lo vamos cambiando.
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Ustedes representan los valores de la mujer en el deporte también. ¿Cómo valora la actuación de un equipo tan joven como el suyo?
Para nosotros han sido unos grandes Juegos, porque nos hemos mantenido en el podio después de hacer un relevo generacional profundo. Hemos hecho en dos años el trabajo de cuatro o de cinco. Nos queda mejorar técnicamente, pero el próximo año, en el Mundial de Barcelona, podemos dar otro pequeño salto. Es bueno que este deporte haya crecido, como han crecido muchos femeninos, y que cada vez haya más talento donde elegir y se invierta. Si es así, seguiremos con éxitos.