La maratón cerró la peor etapa del atletismo español

La discreta participación de los maratonianos, con el catalán Carles Castillejo como mejor clasificado (puesto 24), puso fin a una actuación olímpica del atletismo español manifiestamente olvidable. La coronación del ugandés Stephen Rotich en Buckingham Palace deja paso al balance general. En el caso de España, ese balance descubre la cara de un atletismo envejecido y sin respuestas: ninguna medalla y sólo cuatro diplomas olímpicos, en caída libre en relación a los once de 2008, en Pekín. La clasificación media de los atletas españoles fue el vigésimo sexto puesto.

En Pekín, cuando aún resumía cada Campeonato con los periodistas españoles, José María Odriozola, presidente de la Federación Española, fue rotundo con la actuación de sus atletas: "Ha sido decepcionante", sentenció entonces Odriozola. Pekín eran los primeros Juegos donde España no alzaba medallas en atletismo desde 1988, en Seúl.

Odriozola.

Si Odriozola se dejó caer en 2008 con aquel "ha sido decepcionante", ¿qué debería decir ahora, con el número de diplomas reducido casi en dos tercios y España fuera de las finales de 1.500 y 3.000 obstáculos? "Estamos dirigidos por un anciano () y así no vamos a ninguna parte", opina García Bragado. "Yo nunca voy a hacer leña del árbol caído, los ciclos van y vienen", matiza Ruth Beitia.

"Es posible que esta haya sido mi última participación olímpica", declaró Castillejo, que entró al borde de la deshidratación y con el pie reventado: "No me quedan fuerzas, pero no podía retirarme; estaba representando a mi país", dijo. Marta Domínguez, Ruth Beitia y María Vasco dicen adiós. Los mejores días de Paquillo Fernández y el mismo Bragado quedaron atrás. Ahora, no es que el panorama sea decepcionante. Sencillamente, da miedo.