Los Monegros acogerá otra ultramaratón a 43 grados

El desierto de Los Monegros volverá a acoger, entre el 14 y 15 de julio, la Isostar Desert Marathon, una carrera extrema sobre 110 kilómetros, con saltos térmicos que oscilan desde los 18 grados nocturnos hasta los 43º. La prueba se estrenó el año pasado con unos 300 participantes y en este repetirá con la intención de consolidarse. De momento ya es la única ultramaratón desértica disputada en Europa.

La carrera, que se presentó hoy en Madrid, tiene el siguiente lema: "El peor momento, el peor lugar. Un auténtico infierno deportivo". Pero ese carácter extremo es justo lo que atrae a los participantes. "Muchos piensan que estamos locos, pero es precisamente esa locura lo que nos gusta", dice Mónica Aguilera, ganadora del Marathon des Sables en 2010, la carrera reina de este tipo de especialidades extremas. "Estas pruebas no sólo consisten en correr y en tener un buen físico, sino también en saber gestionar la alimentación y la hidratación".

Las ultramaratones desérticas se plantean como retos de autosuficiencia "en un entorno hostil", como lo define el director de la prueba, Nil Bohigas. Los participantes deben cargar con una mochila de entre 5 y 10 litros (el peso está regulado) donde llevan la comida y abrigo, y luego repostan la bebida en los diferentes controles.

El premio para los ganadores es una inscripción para el Marathon des Sables, que recorre 240 kilómetros por el desierto de Marruecos, repartidos en seis etapas. El concepto es el mismo, pero más extremo.

Además de la carrera principal, "cuyo recorrido tendrá entre 100 y 120 kilómetros y no será desvelado hasta el inicio de la prueba", también se organizará en Los Monegros, paralelamente, una versión más corta de 40 a 45 kilómetros, denominada Starter. "La mitad de distancia, pero igualmente de una gran dureza", explica Bohigas.