Polonia sufre lo indecible para doblegar a Argelia

La selección polaca sufrió lo indecible para derrotar (28-27) a Argelia y sumar su primera victoria en un preolímpico, en el que el conjunto africano no parece dispuesto a asumir el papel de comparsa que se le preveía, como demostró en un brillante primer tiempo que los argelinos cerraron con ventaja (11-13) en el marcador. Una primera parte en la que la selección polaca se cansó muy pronto del paciente juego que requería la profundísima defensa argelina, un agresivo 3-2-1 que acabó por estrangular el juego ofensivo de los de Bogdan Wenta.

Y eso que Polonia pareció salir a la pista con la lección bien aprendida, buscando una y otra vez al pivote Bartosz Jurecki, que no tardó en situar a los polacos con una cómoda ventaja (6-3) en el marcador. Pero bastó que el pivote del Magdeburgo alemán fallase un par de lanzamientos, para que sus compañeros parecieran perder toda la confianza que habían mostrado hasta entonces en él. Una malísima decisión que tan sólo sirvió para que Argelia, que hasta ese momento no había dado la sensación de poder competir con los polacos, comenzase a creer en sus posibilidades, liderada por el portero Samir Kerbouche, que pareció infinitamente más cómodo ante los lanzamientos a distancia.

Así en apenas seis minutos, el conjunto norteafricano pasó de perder por tres tantos a igualar (6-6) la contienda, ante el desconcierto de una selección polaca, incapaz de darle sentido a su juego ofensivo. Problemas que no tardaron en trasladarse a la defensa, donde Argelia, incluso en inferioridad, fue capaz de culminar una y otra vez sus ataques en gol, lo que permitió a los magrebíes no sólo dar la vuelta al marcador, sino situarse con una inimaginable renta de tres goles (8-11) en el tanteador.

Una diferencia que encendió todas las alarmas en el equipo polaco, al que Wenta trató de revitalizar con la entrada del central Bartlomiej Jazska, pero ni la presencia del inteligente central del Füchse Berlín bastó para redimir a una Polonia, que se marchó al descanso dos goles por debajo (11-13) en el marcador. Tiempo de receso que sirvió para que Wenta encontrase la fórmula para encarrilar definitivamente un choque que se había complicado más de lo previsto para los polacos en el primer tiempo.

La entrada del central Tomasz Rosinski permitió a Polonia dotar a su ofensiva de la fluidez necesaria para superar a una defensa argelina, a la que se le multiplicaron los problemas con el despertar del lateral Michal Jurecki. Los seis goles, cinco de ellos del jugador del Kielce, posibilitaron la remontada polaca, que encontró otro de sus motores en el portero Marcin Wichary, que disparó con sus paradas a los de Bodgan Wenta (28-22) en el marcador.

Una renta que parecía vaticinar un placido final de partido para los europeos, que volvieron a enredarse en los últimos minutos, lo que permitió a los argelinos recortar de nuevo las diferencias, hasta dejar el tanteador final en un ajustado (28-27), que plasmó como nada, los numerosos problemas que Polonia vivió hoy.