NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Rugby | Mundial | Nueva Zelanda - Francia

Riesgo de Maracanazo

Francia tratará de dar la sorpresa ante los ultrafavoritos All Blacks

Riesgo de Maracanazo
afp

Poco, más allá de la camiseta, tiene que ver esta Francia metálica con la idílica selección que cayó en la final del primer Mundial, también jugado en Eden Park, aquel 20 de junio de 1987. "Fue como hacer el amor por primera vez", recuerda Serge Blanco.

Hoy viven instalados en un clima guerracivilista en el que la única concesión la ha protagonizado un hombre de otra época, más afín a Blanco que a estos tiempos prosaicos. El bohemio Jo Maso, mánager galo y Omega del rugby champagne, que tras ganar el sorteo de camisetas, ante el asombro de sus compatriotas, cedió la elección al rival "en agradecimiento a la acogida y al honor de poder jugar ante los All Blacks una final". Grandeur solían decir.

Maso, como Blanco, representa un rugby denostado por sus internacionales. L'Equipe habla bucólicamente de una era de "carros de combate en lugar de los fantasistas". Esta Francia, que podría responder hoy a la haka, excusa su grosero desempeño en este Mundial bajo la moderna cultura de la victoria. Una selección de tremenda calidad que Lievremont ha ido podando como a un bonsai hasta convertirla en un engendro físico y previsible que fagocita a sus rivales hasta chuparles la sangre.

Hoy se enfrenta a un desafío de dimensiones titánicas. El Everest del deporte. Se mide al equipo más grande, en la cita más grande y en el escenario más complicado. Reto mayúsculo que trasciende los límites del rugby y casi de la razón.

Deportivamente, poco invita a vaticinar un triunfo galo. Sin embargo, un pequeño detalle les hace albergar ilusiones en su fortín. Francia es la némesis de Nueva Zelanda, su alter ego, su yang. Los All Blacks llevan 24 años arrastrando la pesada piedra del favoritismo como Sísifo, para caer rodando ladera abajo cuando están a punto de coronarla. Y Francia ha sido testigo directo de algunos de esos luctuosos episodios. Los galos operan como una suerte de kryptonita para las poderosas camisetas negras de los All Blacks.

Vulgarizar.

Francia emboscará el duelo para llegar con vida a la segunda parte. Entonces, cuando el incontenible peso histórico de los fracasos atenace a los locales, Francia dispondrá de una bala. Lievremont lo sabe: "No ganaremos el partido en la primera parte". Ahí como mucho lo perderán. Los All Blacks arrasaron a los australianos en el arranque con su caballería: Kanui-Jane-Dagg. Francia cerrará puertas, ensuciará el juego, crujirá las bisagras en la melé y los riñones en la touch. Vulgarizará a Nueva Zelanda, ralentizando su implacable galope hasta reducirlo a un trote casi humano.

Alguien escribió aquel 20 de junio de 1987 en la pizarra del vestuario francés: 'Recordad Nantes'. Allí el champagne atragantó a los kiwis en el 86. Hoy, alguien habrá escrito: 'Recordad Cardiff'. Allí el carro de combate arrolló a los All Blacks en 2007. Sísifo advierte peligro de Maracanazo.