Inglaterra capitula ante la Francia más 'británica'

Francia salió al campo campeona porque Escocia había batido sorprendentemente a una Irlanda resignada. Pero en Saint Dennis se ponía en juego algo más que el título: estaba en liza, además del Grand Slam, cierto complejo de inferioridad francés, un viejo trauma ante los chicos de su majestad, un antiguo prejuicio que neutralizaba las neuronas francesas frente al músculo inglés. La exuberancia gala había capitulado demasiadas veces frente a la competitividad de Inglaterra. La última, en el Mundial 2007, ante su gente. Suelen advertir los ingleses que, puestas en una balanza, la camiseta que más pesa es la de la Rosa. Y no es mentira

El partido arrancó trepidante. Francia había destrozado a todos sus rivales con inicios devastadores, pero Inglaterra lo sabía. Por eso el ensayo de Fodden, el más francés de los ingleses, convirtió a Saint Dennis en un cementerio. El ensayo se entendió como un déjà vú. La jugada fue en el mismo sitio en el que hace dos años Lewsey anotó la marca que, a la postre, clasificó a Inglaterra para la final del Mundial a costa de los anfitriones. Era un golpe en el hígado francés. Más aún, en su hipotálamo. Si el partido era en sí una prueba de fortaleza mental para los galos, la jugada del ensayo resultaba cruel.

Pero ocurrió algo inesperado. Francia se sacó el complejo aniquilando la autoestima inglesa. Desintegró a su melé y el campo se pobló de cadáveres visitantes... En la melé trituraron a los de la Rosa, en el ruck los laminaron e incluso en el line-out les apretaron. El resultado, un rosario de golpes que permitieron a Parra adelantar a Francia, pero siempre a tiro inglés. Del 3-7 se pasó al 12-7 al descanso y en la segunda parte, con Wilkinson y delantera nueva, Inglaterra malvivió. Francia ganó jugando en el barro, con navajas en lugar de floretes, justo donde más granuja es el rugby y más inglés es este deporte. Los caballeros doblegaron a los villanos.