...Y el puño de Tommie Smith se alzó en Madrid

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...Y el puño de Tommie Smith se alzó en Madrid

"Este reconocimiento que veo en España no lo hay en EE UU "

Tommie Smith vio y sintió muchas cosas: pero daba crédito a pocas. Y eso que lleva así toda una vida de 61 años. Recibió preguntas "sólidas" en una rueda de prensa que trataba de bucear en las entretelas del extraordinario suceso que protagonizó: la ceremonia de entrega de medallas de los 200 metros en los Juegos Olímpicos de México, el 16-10-1968. El día del Black Power, el Poder Negro.

Y, más allá, Smith desató reconocimiento, cariño e incluso aplausos por todo lo que Umbral llamó el spleen de Madrid, la vesícula de Madrid, con la Castellana como columna vertebral. En el escenario del Palacio de Congresos, durante el ensayo general con todo, Tommie ensayó poco: a cambio, se hizo fotografías con realizadores, operarios y decoradores de backstage que levantaban el puño para ponerse a la altura del ídolo del Black Power, el símbolo vivo de los mejores Juegos de la historia olímpica, México, 1968: en la lucha por los récords siderales... y por los Derechos Humanos..

"Me asombra lo que estoy viendo, no lo esperaba y casi no puedo creer esta simpatía y reconocimiento. En EE UU cayó una cortina de acero sobre nosotros. Sin una sola duda, en México teníamos miedo por nuestras vidas y carreras, y esos miedos se vieron confirmados", reflexionó Tommie, que recibió llamadas telefónicas de varios puntos de España: viejos aficionados, aleccionados y emocionados por aquel ídolo del 68...

Tommie Smith dedicó a Alfredo Relaño el libro de su vida: 'Silent Gesture', 'Un Gesto en el Silencio", escrito al alimón por Tommie y el periodista David Steele.

Su padre.

A Tommie Smith le seguía impactando la posibilidad de haber compartido mesa y opiniones con Rafa Nadal e Iker Casillas. Le extrañaron los horarios españoles de almuerzo y cena. Reveló que, en el Santa Monica College, en California, llegó a ser entrenador de soccer, fútbol, fútbol europeo. Le preguntamos por su padre...

"Él trabajaba en una granja, con el ganado, en el campo, cuando pasaron los sucesos de México. Yo hablaba poco, y mi padre casi no sabía lo que había pasado allí. Sólo le dijeron que alguien, probablemente su hijo, había dañado en los Juegos Olímpicos la imagen del país, de EE UU. Frunció el ceño y me esperó en la granja: cuando llegué, preguntó, con las manos sucias del ganado, qué había pasado, qué había hecho. "Lo único que hice fue trabajar duro y decir la verdad, como tú me enseñaste, respondió Tommie Smith a su padre. "Yo nunca pude hablar así", replicó el viejo Smith. "Tal vez por eso, tu vida ha sido así de dura", acabó Tommie Smith, uno más entre una docena de hermanos de físico espectacular. De los 12 hermanos Smith, "todos estamos vivos , menos uno", cuenta Tommie, con pizca de orgullo.

La irrupción de Tommie Smith en el escenario del Palacio de Congresos, para recibir el Premio Especial a los Valores Humanos, resultó ser una salida casi tan explosiva como las de sus mejores días en el sprint. Con Smith viajan a través del océano del tiempo los mejores recuerdos de sus viejos compañeros: John Carlos, Lee Evans, Bob Beamon... toda una era habita en el fondo de la memoria del hombre que alzó el puño del Poder Negro al cielo de la Ciudad de México: un desafío a una Humanidad y una vida injustas. El mismo puño que ayer retó al cielo húmedo, en la columna vertebral de Madrid.