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Pekin 2008 | Balonmano | España 35 - Croacia 29

La Selección le brinda el bronce a Barrufet

Brillante triunfo ante Croacia en el adiós de su portero y capitán

<b>ALEGRÍA FINAL. </b>Los jugadores de la Selección (Rocas y Barrufet) celebran con familiares y amigos la medalla de bronce conquistada ante Croacia en un gran partido.
pepe andrés

Había que ganar, no podíamos despedir a David Barrufet con una derrota y ruido de sables, que alguno ya andaba en ello. No era justo. Así que España disputó su mejor partido en Pekín y barrió a Croacia (35-29) en la lucha por la medalla de bronce. Iguala así su tope histórico en unos Juegos, los dos terceros puestos de Atlanta 1996 y Sydney 2000. Barru era manteado y decía sentirse "en el cielo". El viernes, cuando llorábamos la derrota con Islandia, no sabíamos que estaba tan cerca.

Cuando todo estaba resuelto y faltaba poco más de un minuto para el final, Iñaki Urdangarín pedía desde la grada que entrara Barrufet, deseaba que su ex compañero disfrutara del bocinazo final sobre la cancha. Justo entonces, Hombrados cedió su lugar en la portería. No era un cambio previsto, pero quería rendir su homenaje a Barru. "Se retira de la Selección y era una forma bonita de acabar", dijo Hombrados. Su compañero bajo palos le abrazaba, también lo hacía Demetrio Lozano, que sumaba su tercera medalla en unos Juegos. Unos metros más allá, Víctor Tomás rompía a llorar por la emoción de su primer metal olímpico.

Pero el bronce costó. El resultado final (35-29) puede inducir a engaño, porque la medalla no empezó a acariciarse hasta el minuto 40. Un gol de Prieto, que no ha dejado de crecer en el torneo, nos dio una ventaja de cuatro goles (26-22), un mundo tal y como había evolucionado el partido. Duvnjak (que firmó un 7/7) nos hacía daño, pero tras el descanso (12-14) logramos superar la defensa croata con Horvat de adelantado. Juanín García y Víctor Tomás nos alimentaban desde los extremos.

Los goles de Prieto. A diferencia del partido contra Islandia, Alberto Entrerríos estaba recuperado, y los brazos de Belaustegui y Romero sí encontraban portería y fueron claves para que abriéramos el marcador. Nada tenía que ver Losert, el meta croata, con Gustavsson, el islandés que el viernes nos amargó la semifinal.

Cuatro goles consecutivos de Prieto (27-32) sentenciaron el partido y Juan Carlos Pastor tuvo la elegancia de no pedir un tiempo muerto. El año pasado, en el Mundial de Alemania, el seleccionador croata, Lino Cervar, sí lo hizo cuando nos ganaban por siete goles y sólo quedaba un minuto para el final del partido. No podíamos caer tan bajo. Había que cerrar los Juegos como caballeros. Barru merecía el mejor de los finales.