Ciclismo | París - Niza (etapa prólogo)
Markel Irizar rozó la sorpresa en la crono
Al vasco, 2º tras Hushovd, le falta un testículo
El guipuzcoano Markel Irizar estuvo a punto de dar la gran sorpresa en el prólogo contrarreloj de la París-Niza, disputado sobre 4,6 km en Amilly. El ciclista del Euskaltel marcó durante mucho tiempo el mejor crono y sólo en los momentos finales fue superado por el noruego Thor Hushovd.
Irizar, que aún no ha obtenido victoria alguna en sus cuatro campañas como profesional, se vio favorecido por la climatología, buena para los que salieron al principio. Los siguientes tuvieron que correr con un fuerte viento y, salvo los últimos (los favoritos), también con lluvia.
Cáncer testicular.
Markel Irizar, nacido en Oñati y con 28 años recién cumplidos, tiene el mérito de haber superado un cáncer testicular, como Lance Armstrong. Dentro de esta gran adversidad, tuvo la suerte de que se lo detectaran de inicio. Tuvieron que extirparle un testículo y debió seguir tratamiento de quimioterapia durante casi un año.
Ese año (2002) Markel corría en el Orbea, había sido campeón de Guipúzcoa contrarreloj y estaba a punto de pasar a profesional con el Euskaltel. Perdió mucha masa muscular con el tratamiento, pero Markel, con gran amor propio y mucha fe, volvió a competir en 2003 y al año siguiente recobró el hueco que le esperaba como profesional en el Euskaltel.
La climatología alteró los resultados de la etapa. Favoritos para la general perdieron excesivo tiempo, caso de Evans (17s), Pereiro (19), Cunego (33) o Marchante (43).
La polémica UCI-ASO no influyó en la carrera
La fuerte polémica entre la UCI y ASO que acompañó a la París-Niza durante bastantes días antes de que empezara la carrera, no se reflejó en la jornada de ayer. Los 160 ciclistas inscritos tomaron la salida pese a las amenazas de la UCI (multa y sanción). Y la salida de esta etapa prólogo se realizó sin ningún incidente o anécdota digna de mención, como cualquier otro año, con la única diferencia de que los jueces-árbitros son todos franceses, enviados por la federación gala, y no los comisarios internacionales de la UCI.